Escribir implica algo que contar.
Me gusta escribir, me gusta como las letras se ven sobre el papel, me gusta como las palabras se sienten al deslizarse en la bruma de la cotidianidad. Así que sí, me gusta escribir, pero desde hace un tiempo no siento que tenga nada que contar.
Fui una niña muy creativa, de esas que combatían robots gigantes y madrastras malvadas en su jardín.
Fui una adolescente queriendo comprender... Comprenderse a sí misma, comprender al mundo, comprender la verdad. Fui un poema de Becquer, una novela adolescente, una bruja, un semidiós, fui Lady Brid sin saberlo y un náufrago a sabiendas. Escribí, lloré, reí y descubrí los secretos del universo a través de los ojos de Aristóteles sintiéndome Dante. Aprendí que madurar no es no pedir ayuda y entonces maduré.
Maduré y ahora soy una joven adulta bastante infantil que no puede dejar de sentir miedo de lo plano que su vida parece haberse vuelto, de las pocas historias que de repente tiene para contar...
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Tengo 20 y estoy en crisis
PoetryTengo 20 años y esto es una escusa para escribir. Este libro toma mi crisis existencial como punto de partida de este proyecto (un poco poético, un poco narrativo, un poco randoom) y se dispara hacia los confines de una existencia totalmente real...