Parte 50

51 13 0
                                    

Era de noche en Seúl. La perfecta luna iluminaba a toda la ciudad y las miles de estrellas en el cielo acompañaban el momento, logrando que todo sea totalmente perfecto. El hogar era amplio, el cual poseía muebles antiguos, generando que el ambiente se comporte como una gran obra de arte inspirada en un estilo vintage. Las cortinas eran enormes, y tapaban cada parte del ventanal de la casa, las cuales ocasionaban un buen bienestar para las personas que se situaban allí.

Era invierno, pero la calidez proveniente de aquella vieja chimenea proporcionaba una comodidad única, inigualable. En la mesa, un angosto pero largo florero adornaba con un cierto tono estético el lugar, haciendo que las delicadas flores rojas —muchos las llamarían navideñas— asomen sus aterciopelados pétalos de aquel viejo cristal. Ambos platos estaban apoyados junto con sus respectivos palillos, y no debían faltar las refinadas copas al estilo barroco. Éstas últimas llevaban un estilo único: sus bordes eran dorados, y su soporte proporcionaba que se vean bien estables y relucientes, así como también el brillo de su cristal resplandecía de aquel costoso material. Pronto, diversas melodías inundaban cada rincón de la casa, lo que hacía que todo sea más perfecto y casual.

Ambas personas gozaban de sus bellas e interesantes historias, mientras cenaban una impecable y deliciosa comida, compuesta por aguacates con gambas y caviar, y por supuesto, Felipe Rutini como acompañante. Sin duda, era el plato favorito de Yang mi. Si bien ni Jung Hoseok ni ella se hablaban tanto, ésta vez fue diferente. Las risas, los chistes y las anécdotas parecían interminables, y los hombres en la cocina no soportaban escuchar algo sin comentar, pero debían mantener la calma.

Las horas pasaron, y ya muy tarde, Hoseok se ofreció a llevar a Yang mi a su casa, pero ésta se negó. La noche había sido muy agradable para ambos, y habían logrando recuperar la cercanía y confianza que habían perdido hace mucho tiempo. Al despedirse, el profesor volvió a la casa y no dudó en dirigirse a la cocina, donde los hombres esperaban con ansias poder tomar una decisión.

La noche pareció ser muy larga para todos, principalmente porque las discusiones y los debates se hacían presentes. No era fácil que seis personas estén de acuerdo en lo que debían hacer, ya que lo fundamental allí era ser cuidadosos y actuar con calma y seriedad. Luego de tantas propuestas, pudieron llegar a una conclusión, y con ello, todos salieron de la casa dispuestos a actuar.

Namjoon conducía y a su lado se encontraba su querido y amado Seokjin. Yoongi, Taehyung y el permanente Seokjin estaban sentados en los asientos traseros. En cuanto a Jung Hoseok, él los siguió con su bicicleta, pues el auto de Namjoon era muy pequeño y acogedor para que otra persona más pudiera caber. Luego de quince minutos conduciendo y pedaleando, llegaron.

Al llegar a la casa de Youngjae, todos fueron muy silenciosos y astutos al dirigirse a aquel ventanal sin causar ruidos sospechosos. Y ahí estaba, Youngjae con nuestro querido Youngjae. Era momento de que Seokjin actúe, era ahora o nunca.

- ¿Debes irte ahora, verdad?- preguntó Taehyung.

- Sí, sólo espero que funcione- respondió con nervios, y al mismo instante les dio la espalda, dispuesto a irse.

- ¡Espera!- gritó precipitado Namjoon, logrando que aquel cuerpo hermoso iluminado por la luna se girara para prestarle atención- Mucha suerte.

La flor de la Navidad; {BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora