Él...

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.....♥

Un toque, un jadeo y él; Seijuro.

Sus caricias posesivas trazaban un camino de ida y vuelta sobre su dermis, cual pintor y su lienzo; otorgándole ocasionalmente un superficial beso. Apretujando sus carnes cuando podía y rozando intencionalmente sus pieles regalando a su estomago mariposas.

La sensacion era sumamente placentera y aseguraba en base a si que no existía otra situación con la que pudiera comparar; Aunque, cualquier cosa proveniente de Akashi seria igualmente satisfactoria, ya sea desde lo pequeños gestos o excitantes situaciones.

Como ahora.

Gran fuerza ejercida sobre su cadera lo mantenía preso al mullido colchón, el contacto de sus callosas manos escabullirse sobre sus costillas o vertebras no hacían mas que de Kōki un cuerpo gelatinoso. Seijuro conocía cada punto erógeno y se aprovechaba de ello.

Los brazos de Furihata se enroscaron en su cuello, atrayendo sus labios; anhelando ser besado.

El pelirrojo le cumplió el capricho.

Fue suave y dulce al principio, contrastando la postura erótica que se desmostaba; la fricción de sus bocas fue sumamente efímera, recordandoles lo tan ansiosos que se encontraban y que perdieran tiempo.

Los jadeos y la saliva escaparon cual lava, pereciendo en sus mentones. ¿Que importaba?

La necesidad primitiva de aquel contacto intimo los volvía hambrientos de su pareja a la hora de demostrarlo; las marcas de mordiscos en la clavícula y rasguños rojizos surcando sus hombros eran solo la cereza del pastel. Nunca las emociones lo llevaron tan lejos del control en sus anatomías, jamas la sed duro tanto en ser consumida o calmada; por eso, al instante en que sus ojos se cruzaron entendieron todo, ambos ansiaban el tocamiento.

De un lapso para otro el oxigeno se percibió pesado y caliente, forzando a sus pulmones inhalar mas de tan adictivo aire. El aroma a lujuria persistía en aquella habitación, invitándolos a ceder y su respuesta no fue tardía.

—Akashi... —Furihata fue él primero en caer, expulsando un gimoteo de su garganta cuando sus mal intencionados dedos rozaron su punto. Su voz le encendió como hoguera y envió electricidad a espina dorsal. Inconsciente y codicioso por mas vocablos con su nombre ejerció mas presión, recibiendo como reconocimiento que el castaño arqueara su espalda y sollozara en muda suplica.

Lo mejor comenzaba pensaba Kōki al ver acender la diestra contraria sobre su estomago hasta posarse en uno de sus esponjosos pezones rosas, tomándolo y estrujándolo sin piedad alguna; gozando de verlo perderse en su hambruna. Lo admiro acomodarse con la nublada vista hasta sentir el grosor en deslizándose dentro de él, llegando a su sobre estimulado punto; no le quedo de otra mas que echar la cabeza para atrás y respirar en corto por la corriente que que enchino su piel.

Tal vez por desahogar placer hundió brutalmente sus cortas uñas en los humeros de Akashi al momento que dos lagrimas bajaban por sus ojos; su acompañante gruño en complacencia.

—Quiero oírte —Ordeno Seijuro, notando como acallaba sus gemidos.

Embistió mas fuerte, casi sin retirarse; mordiendo su clavícula.

Seijuro

La estrechez de sus paredes succionaban con fervor su glande, haciendo desesperante la espera cada vez que salia. Con cuidado tomo el miembro del joven, acariciando desde el tronco hasta la punta donde se avistaba el liquido pre-seminal. Quería verlo pedir que parara. Quiso ser cuidadoso, de verdad lo quiso, no obstante la continua respiración de Kōki y sus ruegos sumisos logro sacarlo de sus cabales.

Furihata enredo sus piernas y lo atrajo mas. No era suficiente.

La velocidad de las estocadas se vio en aumento hasta llegar al limite donde ni siquiera salia de su interior, sino un constante golpeteo con fuerza que no parecía tener fin. Las perladas capaz de sudor comenzaron a llenar su lubricada y caliente piel; los sonidos acuosos creaban una sinfonía sin ritmo que iba al compás de gemidos y gruñidos.

Por cada santiamén que pasaba el nudo en su vientre bajo se tensaba un poco mas; explotaría en cualquier segundo. Eso junto a los intentos de palabras de Furihata crearon en el de cabellera borgoña un fetiche que le ordenaba absolutamente verlo correrse primero.

Sin preámbulos su lengua lamió el erizado pezón, mordisqueando y chupando en demasía al notar que no resistiría mucho.

Y así fue.

Sus paredes se contrajeron y su vigor fue deliciosamente abrazado de una manera vana y fugaz.

Soltó su semen dentro a conjunto de un suspiro pintado del nombre de su amante, vaciándose por completo hasta llenarlo sin pasar desapercibido como bajaba después por sus glúteos.

"Rayos"

Kōki lo mataría.

..............♥

Me falta inspiración ;VVV.

Algo corto, pero nunca fallando. Ja, eso se vio muy...no sé.

SencillamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora