I need him.

I need him, mom.

Hace años atrás en la escuela hablamos sobre la familia nuclear, ¿sabías que una familia completa consta de un padre, una madre y sus hijos? Desde ese día no dejo de pensar en lo incompleta que está mi familia. Si se le puede llamar así.

Pero él me hace sentir completa, hace tiempo no me sentía así, ¿porque eso es malo, mamá?

Lo quiero ¿hasta podría decir que lo amo? Eso es el amor, el amor es necesidad. Vaya, había leído tanto sobre el primer amor, pero esto no luce cómo esas historias.

Mi madre no nos quiere juntos, ¿acaso este amor es como el de aquellas películas? ¿acaso nuestro amor perdurará hasta que todos lo acepten?

Mamá no llores, mamá no me grites, ¿acaso nunca te haz enamorado? ¿acaso nunca haz sentido esto? Mamá eres injusta, no lo entiendes.

Nadie lo entiende.

Él me hace sentir bien, cuando estoy enojada con mi vida, cuando no puedo dormir en las noches, cuando no soportó más la monotonía, cuando lo recuerdo... porque si, lo recuerdo.

Lo recuerdo gracias a las fotografías mal escondidas, lo recuerdo gracias a las conversaciones entre mi mamá y los abuelos, lo recuerdo gracias a ese perfil en Facebook que busque cuando tuve acceso a internet. Creo que he visto su rostro más veces de las que he visto el mío en el espejo, lo he visto tanto que incluso puedo jurar que conozco su tono de voz diciendo mi nombre.

Papá ¿tú aceptarías este amor? Tal vez tú si entenderías. Tal vez tú sí te haz enamorado.

Todo esto era más simple cuando mi mamá no sabía de nosotros, no sabía de él. Todo fue mi culpa, fui descuidada, no me di cuenta de todo el tiempo que pasamos juntos, no me di cuenta que mi mamá había llegado a casa. Entonces nos vio juntos, fue un error.

Creo que nunca ví a mi mamá tan enojada, tan histérica...tan decepcionada. Mamá nunca quise decepcionarte pero lo necesito.

Mamá me hizo prometer que no volvería a verlo, me gritó que él me iba a dañar, que era malo para mí.

Lo siento tanto, mamá.

No pude alejarme de él, pero prefiero que no lo sepas, así que no me queda más que fingir, así como finjo con todos en la escuela, así como finjo cuando voy a casa de los abuelos, así como me finjo a mi misma al mirarme al espejo en las mañanas.

De nuevo es tarde, muy tarde. Las calles alumbradas con esa tenue luz amarillenta están tan tranquilas. La mayoría de las personas duermen, mamá dice que las niñas buenas deben dormir temprano, ¿esto me hace una niña mala, mamá?

Me acerqué a la pequeña ventana de mi habitación, desde aquí puedo ver con claridad la calle donde en un par de horas cientos de automóviles van a pasar y entonces, viendo esa misma calle...lo recuerdo.

Papá, ¿tú tendrás un automóvil? ¿tu podrías llevarme a la escuela? Así podría dejar de usar el autobús.

Siento como si alguien tomara mi corazón en su mano y lo apretaba como si fuera una masa moldeable al tener esa imagen en mi mente. Mi papá y yo.

Mis mejillas se mojan como si me encontrará bajo la lluvia, estoy llorando. Ya no me sorprende, ya no me preocupa llorar, mi garganta no emite ningún sonido, no hay ninguna expresión en mi rostro.

Entonces tengo ese hueco en mi estómago, esa es la señal, lo necesito.

Lo necesito conmigo, o si no las lágrimas no van a parar. Necesito que paren.

Camino con calma a mi mochila y ahí está. Él.

Encendí mi cigarrillo y lo puse entre mis labios para soltar una bocanada de humo. Después de unos instantes mi cuerpo siente como baja la tensión, mis lágrimas ya no caen más y el recuerdo de mi padre se va haciendo cada vez más vago.

Lo siento mamá, pero lo necesito.