10
Destellos
—Cómo sigáis tocando las narices, os mando a tomar por culo. Os echo fuera de España.
La voz de nuestro profesor Antonio suena con palabras de broma, pero la amenaza se intuye en ella. Estamos reunidos en el centro de la plaza Catalunya, al lado de una de las paradas de autobús. El calor es sofocante, y mi camiseta de Keep calm and eat pizza de color negro recoge todo el calor de la ciudad.
—Dios, ¡qué calor! —Abril está a mi lado, abanicándose con un abanico de papel que ha recogido de un puesto de raciones de pizzas.
—Me voy a derretir aquí mismo, y la mancha que dejaré no será fácil de limpiar —agrego mientras me recojo la ondulada melena en una coleta.
—Nena, tu huella sería difícil de limpiar incluso en la empresa principal de Fairy.
Suelto un carcajada y me apoyo contra el cristal de la parada de autobús, con la espalda gritando de dolor y exigiendo reposo.
Puck está al lado de Antonio y los demás monitores, repasando con cara de aburrido los planes para hoya. Parece detectar mi mirada, porque se gira y sus ojos verdes se clavan en los míos oscuros. Me regala una sonrisa formal, la que le da a cualquiera de las chicas que le sonría o coquetea con él, pero el brillo en su mirada me dice más que la sonrisa que se le da a alguien que te observa. Le devuelvo la sonrisa, pero su atención vuelve a estar en el círculo de monitores.
Respiro hondo y apoyo las manos en mis piernas estiradas, soportando el dolor de mi espalda baja.
—¿Te duele mucho la espalda?
—Un huevo. Es horrible.
Me da unas palmaditas en la espalda, como un padre a su bebé para que eructe. Cierro los ojos y apoyo la cabeza en el cristal mientras dejo que el calor forme motas de colores en mis párpados cerrados.
—Me comería un helado de mango del tamaño de la muralla china.
Los murmullos y conversaciones de los demás alumnos llenan nuestro espacio, que, cansadas y aletargadas por el calor, dejamos vacío.
—¿En serio se tiró a Amaya en los baños de al lado de la habitación de Antonio? Yo daría mi brazo derecho porque esa me la chupase.
—Vas listo si ese pavonazo alguna vez decide rebajarse tanto como para chupártela.
Álvaro le va a pegar en la espalda, pero Borja lo esquiva y simulan una pelea de boxeo.
Pongo los ojos en blanco y devuelvo la mirada a Abril, que se está recogiendo el pelo castaño en una corta coleta.
—Pobre chica —dice—. La fama de puta no se la va a borrar ni un bote gigante de Tipex. Pero me cae bien.
—A mí también.
Nos despegamos del cristal cuando el autobús frena ante nosotros. Nos dirigimos a nuestros respectivos grupos para entrar de forma ordenada y me veo atrapada entre Bea, Alberto y Abril.
—¡Gatitos! ¡Nuestro turno! ¡Recordad: entrad de la manera más ruidosa posible y liarla lo máximo posible!
—¡Robin! —Le advierte Lucía desde las puertas del vehículo.
Robin se encoje de hombros de forma aniñada y le regala una sonrisilla inocente.
—No seas tan rígida, Lucy.
Soy la última en pasar por las puertas, prefiriendo entrar con más libertad a parecer un tomate en un sándwich. Al pasar al lado de Puck, él roza su mano contra la mía, lo que me hace estremecer. Sonrío sin mirarlo y sé que él también está sonriendo.
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Ever Dream [PARADA TEMPORALMENTE]
Romance"Cuando hablan amantes, el amor entiende. Lo que digo es que mi pecho se une al tuyo de tal modo que entre ambos hacen uno. Si dos corazones se juran amor, después ya no queda más que un corazón." - William Shakespeare, El sueño de una noche de ver...