Cuenta el mito griego, que Pandora fue quien liberó todo el mal que había dentro de una pequeña cajita, dejando caer sobre la humanidad plagas, dolor, sufrimiento, muerte...
Ahora, la historia vuelve a repetirse, pero ésta vez, el "mal" no va a sali...
El camión blindado que me esperaba en el aeropuerto (una fachada con guardias falsos arreglada por Ryan para que la farsa sea más convincente) frena y el tipo frente a mí me extiende las esposas para ponérmelas al tiempo en que me doy vuelta para que me inmovilice las manos tras la espalda con ellas. Luego de que el click del cierre suena, las puertas de la parte de atrás se abren y me sacan de dentro a punta de pistola en la cabeza para llevarme hacia el interior del complejo. Acá estamos, la Colonia Penitenciaria IK-6, popularmente conocida como El Delfín Negro; empieza el juego. Unos grandes portones de metal se abren, en los cuales hay alambre de púas y dos delfines decorando la parte superior, para descubrir el interior y a cinco guardias tras ellos; los mismos se acercan rápido a nosotros y uno de los que viene conmigo le entrega a uno de los otros lo que supuestamente es mi expediente y la orden de traslado junto con mi mochila con mis pertenencias.
El tipo revisa que todo esté en orden y sella la forma, devolviéndola al que se la entregó para hacer una seña a sus compañeros para que me agarren y me lleven. Un rubio tan grande y ancho como una montaña cumple la orden, acercándose a mí y, al momento de agarrarme, me guiña el ojo de forma disimulada, haciéndome saber que él es mi contacto, lo cual me hace reprimir una sonrisa. El tipo realmente es enorme: debe medir, por lo menos, dos metros y algo y pesar más de cien kilos, dudo mucho que menos ya que sus brazos casi parecen del tamaño de mis dos piernas juntas. Ojos claros, barba cuidada, piel relativamente pálida, no veo tatuajes a la vista y, si soy sincera, temo que en cualquier momento el uniforme se le rompa porque, a decir verdad, parece que la tela sufriera cada vez que se mueve y se estira.
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Empiezan a volver al interior y Sergey a tirar de mí para que camine con ellos, lo cual no creo que sea problema alguno para este ruso porque, podría poner la mano en el fuego por esto, estoy segura de que podría levantarme con una sola mano y no sentiría el esfuerzo. Que empiece la función.
- Soy inocente, lo juro, yo no tengo que estar acá, todo es una confusión, ustedes buscan a alguien más.
Los cinco me miran con extrañeza cuando hablo, dándome a entender que no hablan mi idioma. Suspiro frustrada y gruño por lo bajo, molesta. Ok, será mejor cambiar a ruso o no voy a poder darme a entender.
- Eto oshibka, ya nevinoven, ya ne dolzhen byt' zdes', u nikh ne tot chelovek. (Esto es un error, yo soy inocente, no debería estar acá, tienen a la persona equivocada.)
Al escucharme, sus ceños se fruncen como si no comprendieran por qué hablo su idioma y resisto el impulso de poner los ojos en blanco.
- YA priyekhal v otpusk v etu stranu, i oni arestovali menya, smeshivaya menya s kem-to yeshche, ya ne smog by priyekhat', yesli by ya ne znal, kak govorit' na yazyke. (Vine de vacaciones a este país y me arrestaron confundiéndome con alguien más, no podría venir si no supiera hablar el idioma.)
