Butterfly 🦋 (KOOKGI AU!)

OO

La luz del sol mañanero se colaba por las cortinas, haciendo que un gruñido saliera de mi garganta, con los ojos aún cerrados busqué mi teléfono y lo prendí, vi la hora y suspiré, era muy temprano.

08:30 AM - 15/03

Viernes, un día como cualquier otro en el cual yo haría lo de siempre.
Exacto, nada.
Me quejé en cuanto me di cuenta que yo mismo dejé mi ventana abierta, por ende, mis cortinas se abrían cada vez que alguna maldita brisa mañanera entraba por ellas. Tiré mi móvil lejos en un ataque de frustración, no me quería levantar, pero si quería seguir durmiendo tenía que levantarme a cerrar la ventana. Unas agresivas lagrimas salieron de mis ojos y volví a maldecir, levantando con nada de ganas mi cuerpo lleno de pereza, a penas mis pies tocaron el frío suelo otra maldición salió de mis labios, miré con recelo mi maldita ventana y despegué totalmente mi cuerpo de mi hermosa cama sin nada de ganas.
Caminé hasta mi reciente enemigo dispuesto a acabarlo, sin embargo, en el momento que tomé entre mis manos las cortinas puse mi atención en un chico de la casa de enfrente, ojos grandes al igual que su nariz lo que le daba un aspecto ¿tierno? podría llamarse, sus labios se veían de un rojo muy potente, el cual se veía para nada natural, sus pintas se veían desaliñadas y me miraba fijamente desde lo que yo intuyo su habitación, le mostré mi dedo corazón y sonreí de forma sarcástica, para finalmente cerrar mis cortinas.

“ que raro ”

Volví a mi cama ahora con una sonrisa de satisfacción y me dispuse a dormir como Dios manda hasta que me de hambre. Como todos los días.

Y sí, como había dicho, me levanté a eso de las 14:30 PM cuando mi estómago me estaba rogando por algo de comer, así que como algo que haría todos los días, tomé mi móvil (que estaba al otro lado de la habitación) y llamé al PizzaHut, pidiendo una pizza normal con una bebida mediana y unas papitas. Inmediatamente cuando corté me iba a dirigir nuevamente a mi cama, pero el sonido de la puerta hizo que mi viaje a un sitio cómodo se viese retrasado, gruñí y descarté el hecho de que fuera la pizza, porque simplemente unos segundos después de que la pidiera sonó la maldita puerta.

Bajé desganado, con los insultos en la punta de la lengua, abrí de forma violenta la puerta de mi casa y cuando me dispuse a echar a la persona detrás de esta, me di cuenta de que no había nadie.

No había nadie, pero una caja con un listón en forma de mariposa descansaba en el tapete de mi casa.

Levanté mi vista y pude reconocer al mismo chico que estaba en la mañana en la casa de al frente, con la diferencia que esta vez, cuando vio que lo veía, se escondió rápidamente de mi vista, haciendo que una mueca de molestia se dibujara en mi rostro.

Miré con desgano la caja con la mariposa y volví a cerrar la puerta, sin insultar a nadie y sin tomar esa caja que aparentemente fue enviada por ese chico de la casa del frente.

“Que chico más raro”

—Chibi.