¿Abarai?

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Rukia regresó de la sociedad de almas cerca del medio día. Caminaba lentamente por los pasillos de las habitaciones mientras se dirigía a la suya. Se sentía tan agotada, había pasado la noche en vela tratando de convencer al capitán comandante y a su hermano de que ella podía manejarlo, sin embargo, en este momento sus fuerzas la abandonaban no estaba tan segura de eso.

Siguió caminando con la mirada fija en el suelo y casi arrastrando los pies, poco propio de una orgullosa Kuchiki, hasta que chocó con algo enorme que había a su paso. Comenzó a levantar la vista lentamente y lo primero que vio fueron unos pies descalzos, luego una toalla blanca y más arriba unos abdominales marcados y firmes como una roca. Fuera de su control, su boca y sus ojos se fueron abriendo cada vez más mientras recorría unos enormes pectorales con la mirada hasta llegar a un rostro que la miraba con ironía. Los rojos cabellos sueltos sobre sus hombros y espalda aún goteaban, producto de su reciente ducha. El muchacho frente a ella le regaló una sonrisa de lado y dijo:

- Estás babeando.

En ese momento notó que su boca estaba ridículamente abierta y se maldijo por ser tan obvia. La cerró de inmediato, con tanta fuerza que casi se muerde la lengua.

- ¡Por supuesto que no! ¿¡Acaso eres idiota!? Muévete, estás ocupando todo el paso enorme… MONO ESTÚPIDO. - escupió finalmente luego de titubear demasiado para su gusto.

Ni siquiera podía insultarlo correctamente.

- Deja de pasearte desnudo por los pasillos y ve a tu habitación a ponerte algo de ropa.

- Es que estás ahí bloqueando la puerta.- contestó sosteniéndole la mirada con una intensidad que hubiera derretido el polo sur.

- ¿Qué? ¿Justo aquí?- preguntó incrédula.

- Sí, ¿hay algún problema?

- Ninguno.- contestó girandole la cara al muchacho .

Pero lo cierto era que su cuarto estaba justo junto al suyo.

"Esto es idea de Urahara, ese maldito pervertido lo puso justo junto a mi,?¿Qué está tramando? Si se cree que va a lograr que pierda la compostura y haga algo fuera de lo que debo está muy equivocado.
Se convenció a sí misma, haciendo una nota mental de vengarse del maldito hombre del sombrero.

Un enorme sonido de gong retumbó por los pasillos.

Renji se asomó por la puerta de sus nueva habitación con cara de confundido.

- ¿Y ahora qué demonios es ese ruido?

Rukia salió también de su cuarto y le contestó:

- Es el aviso de que el almuerzo está listo. Sígueme.

"Así que su cuarto está junto al mío. ¿Acaso es suerte o qué? " Pensó el ryoka sonriendo internamente.

Mientras seguía los pasos de la capitana un silencio incómodo se extendió entre ellos. El muchacho no sabía si debía hablar o no, ella se veía fría y distante, no parecía estar de humor para charlar así que decidió seguirla sin decir ni palabra. Se dedicó a observarla; La recorrió de arriba abajo con un ojo crítico, las holgadas ropas de shinigami no dejaban ver demasiado de su figura, sólo que tenía una finísima cintura, y por su cuello y sus manos podía adivinar que el kimono escondía un cuerpo esbelto a pesar de su corta estatura. No pudo evitar imaginarla desnuda, sus pechos debían ser pequeños ya que no resaltaban bajo su ropa de oficial, pero serían perfectos para esa delgada cintura que luego continuaría en las suaves curvas de sus caderas, eso sí podía verlo, debía tener un trasero redondo y firme, sus líneas se adivinaban en el movimiento de la tela.

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