Sé que es raro, pero me llamo Rhiannon, pero si lo comparas con el hecho de que esté escribiendo un diario con dieciséis años mi nombre parece normal.
Maldita terapia.
¿Por qué se empeñan en que haga terapia si saben que voy a morir, si saben que no hay cura?
¿Acaso disfrutan obligándome a conocer a chicos que puede que vivan?
Me niego a esa tortura, me niego a estar en un grupo de apoyo.
Así que mi médico, el señor Wallace, decidió que me iría bien escribir un diario.
Y aquí me tenéis, Rhiannon Smith, dieciséis años y ciento un días de vida por delante, escribiendo un maldito diario.
Pero pronto esto va a cambiar.
Muy, muy pronto.