-¿Cómo está?- fueron las primeras palabras que salieron de la boca del castaño.
-Bien, logramos estabilizarlo, no es la primera vez que Jimin logra llegar a la sala de emergencias con una crisis nerviosa- informó su doctor mirando una planilla- Se me hizo sumamente extraño que en esta ocasión estuviera lastimado ¿Sabes que ocasionó el colapso?-
Negó rápidamente.
-Si pudieras preguntarle una vez despierte, te lo agradecería, así podríamos tratarlo mejor. Dudo que suelte información conmigo, normalmente, después de un estado estresante como este, Park no es muy comunicativo con sus médicos- explicó- La anestesia dejará de hacer efecto en unos minutos, ve con él y dale apoyo moral... Algo me dice que sus padres tuvieron que ver con este contratiempo, están en la ciudad ¿Sabías?- asintió, su estómago se removió incómodo, el sentimiento de culpa afloraba en su pecho- No te entretengo más, Jeon. Jimin se encuentra en la habitación 3- palmeó su hombro antes de retirarse.
Un bufido salió de sus delgados labios ¿A caso había tenido que ver con la situación delicada del más bajo? Esperaba que no.
Caminó decidido hacia la puerta dorada del hospital, entró en silencio pues el peligris seguía dormido, una suave manta cubría su cuerpo hasta la mandíbula. Se le veía tan sereno, tan lleno de paz que el corazón del mayor se comprimió en pura ternura, su flequillo yacía desordenado, un poco más largo de la habitual, sus labios rosados como de costumbre, sus fanales siendo adornados por largas pestañas negras. Tomó asiento en el sillón a lado de la camilla blanca embelesado por el atractivo natural de su arrocito, suspiró sacando su celular y buscando un juego para pasar el rato. Apenas llevaba cinco minutos pulsando aquí y allá cuando sus ocelos se volvieron a concentrar en el de piel pálida. Su semblante tranquilo le hizo mirar por la ventana, una madrugada fría y oscura lucía fuera.
Un movimiento en la camilla le distrajo, volteó de inmediato del cielo estrellado para prestar atención absoluta a Jimin, con una sonrisa le saludó y pronto se acercó a su fisionomía cubierta.
-Hey, Minnie ¿Cómo estás?- cuestionó mostrando sus dientes delanteros.
Un pensamiento fugaz inundó la cabeza del peligris ¿Y si le regalaba sonrisas diarias al cáncer cómo las que siempre el castaño tenía para él? ¿Llenas de esperanza y cariño? ¿De fortaleza y seguridad? Tal vez, por segunda ocasión desde que lo conoció, pensó detalladamente ¿Y si el cáncer no es tan malo después de todo? ¿Si me está dando la oportunidad de vivir feliz con él adentro? Al fin del día, es lo que he anhelado desde que este raro amigo me ha acompañado.
-Cansado- se reincorporó paulatinamente, con dolor miró sus manos, la derecha comenzaba a molestarle en demasía, observó los diminutos puntos de sangre en el vendaje- Toqué fondo ¿Verdad?-
-Solo un poco- bromeó- Pero llegaste justo a tiempo a mi casa así que estuvo de maravilla, tuve tiempo de conocerte más- no quería presionarlo, deseaba que le contara sus penas por sí solo, sin necesidad de indagar forzosamente- Interrumpiste mi noche de películas-
-Yo...- empezó a decir pero fue interrumpido.
-Deja de disculparte, como recompensa, deberás ir conmigo el viernes después de clases al cine- comentó victorioso.
-¿Es una cita?- preguntó sorprendido y emocionado en partes iguales.
-Sí ¿Por qué no, Jiminnie?- le dio un guiño que puso a latir su corazón de manera desesperada- Descansemos, Mochi, has tenido un día difícil-
Con mofletes rojizos, invitó a JungKook recostarse en su camilla- ¿Y si... Si duermes conmigo?- es lo mínimo que le debía- Cla... Claro, si quieres, no deseo incomodarte- ahora su rostro entero delataba el carmesí.
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His Last Smile *KookMin*
FanfictionJimin se ve condenado a enfrentar una enfermedad terminal totalmente solo hasta que conoce a JungKook. *Historia inspirada en la película Kiss & Cry. *Fluff. *Posible lemon. *No prometo un final feliz. *Denle mucho amor a este fic.