"Arte para seducir"

Parte 37: Fantasmas inesperados

37-Fantasmas inesperados

**Byakuya**

Jadeo entre sueños revolviéndome en el futón. Estoy sudando, mi cuerpo no deja de temblar...maldición, tengo tanto calor...me siento arder desde lo más profundo, el latido de mi corazón rebota en mis sienes, no consigo vislumbrar bien las imágenes que pasan por mi mente sumida en la inconsciencia....me incorporo de golpe tras conseguir abrir los ojos y respiro agitado mirando la puerta abierta de mi habitación. Retiro el sudor de mi frente con una mano y me aparto el pelo para notar algo de alivio. ¿Qué hora es?? Miro mi reloj de pulsera ¡¡las ocho de la mañana y sigo en cama!! Rukia no ha debido pasar la noche aquí, si no ella me hubiera despertado...me levanto rápido y me visto acelerado sin pasar apenas por la cocina para tomar algo ¡no tengo tiempo para eso!! Desde luego ya no tengo el control de antaño, pierdo la noción del tiempo....pero si he salido de rehabilitación, ha sido porque me llamaron de una universidad para dar clases de idiomas a chicos extranjeros y japoneses, no puedo desaprovechar la oportunidad que me brindan, por lo que trabajaré en la universidad por las mañanas y con mis chicos del barrio extranjero por las tardes...eso me mantendrá la cabeza ocupada y estaré activo, que es lo que más necesito. Me pongo las gafas para echarme un último vistazo en el espejo mientras me anudo la corbata. Tengo que comprar algunos trajes más en cuanto cobre el primer mes, solo tengo uno decente y eso que rukia siempre me ha insistido para ir de compras....por fin se alegrará cuando vea que lleva razón para usar ropa nueva.

Salgo fuera del apartamento y no me entretengo en saludar a ningún vecino para coger pronto el autobús que me lleve a centro de la ciudad. Reviso mis documentos y notas para recordar el edificio al que debo dirigirme, la persona responsable y el aula en el que impartiré clases. No sé porque estoy tan nervioso, en mi expediente no viene nada de que haya estado interno en un centro de salud mental ni todos los trapos sucios que he ido acumulando en años....no tengo nada de lo que avergonzarme. Soy un hombre maduro y estable con ganas de trabajar. Eso es más que suficiente para todos. Llego al recinto universitario y consigo dar con el aula donde los alumnos ya están dentro esperando. Otro de los profesores me da la bienvenida y se ofrece a llevar mis documentos al director para que los revise mientras yo entro a dar mi primera clase.

Qué diferentes son estos jóvenes de los que tengo en el barrio. Estos tienen buena presencia y se nota la clase, son universitarios de diferentes carreras, no me costará trabajar agradablemente con ellos. Me presento formalmente mostrando autoridad en mi voz y ellos mantienen un silencio y respecto correcto ante mis palabras. Escribo en la pizarra el temario que vamos a dar en el año con las materias de inglés, francés y español dependiendo de la rama que hayan elegido. Mientras realizan el esquema me paseo por las mesas para ver como escriben y trabajan, hasta que me detengo al lado de uno de los jóvenes que no ha levantado cabeza en todo el rato que llevo dando la explicación, la cual lleva tapada con un gorro de lana.

-Quítese eso ahora mismo. No permito gorras ni otro tipo de prenda sobre la cabeza, es una falta de respeto-

El joven no parece inmutarse y no emite ningún sonido. Se limita a apretar los puños y mantenerse con la cabeza gacha, como si me presencia le fuera desapercibido.

-¿está sordo o qué? Obedezca o le expulsaré de clase-

Cuando el joven se digna por fin a mirarme abro los ojos de la impresión al reconocerle de inmediato. No es posible.... ¿qué demonios hace él aquí?? El destino no hace más que jugarme malas pasadas, debe ser producto de mi imaginación ¡¡no puede estar aquí!! Renji....bajo esas ropas gastadas y juveniles más el gorro de lana, sus ojos jamás me pasarán desapercibidos. Carraspeo para evitar las miradas curiosas de los alumnos y aprieto con fuerza uno de los brazos de renji obligándole a soltar el bolígrafo.