Ojos de Sangre || Hisokuro (En Edición)

6. PENUMBRA - parte 4

—¡¡NOOOOO!!! ¡¡NO es verdad!! ¡¡¡Callate!!! ¡¡CALLATE!!!!!

Un plato hondo de aluminio fue a estrellarse contra la pared de enfrente, desparramando su contenido de agujas en el suelo. Un vaso y una botella siguieron el mismo camino, acompañando los gritos de un Hisoka fuera de control, sentado en la angosta cama.

—¡Tirá todo lo que quieras! ¡Igual Chrollo no va a volver! —gritó Illumi luego de esquivar con facilidad los objetos arrojados hacia él.

—¡¡¡¡Mentira!!!! ¡¡Dejá de mentir!! ¡Ayer mismo hablé con él! ¡Y los otros días también!

—¡¿Y dónde está entonces?! ¡Yo no lo veo!

—¡¡No lo sé!! ¿Cómo podría saberlo si estaba durmiendo? —Hisoka hizo una pausa mientras se refregaba el rostro y el pelo furiosamente tratando de calmarse. Luego, apenas un poco más tranquilo, agregó—: ¡Ya sé! Él dijo que vos venías todas las mañanas a ajustar las agujas, ¿no? Seguro salió un rato sabiendo que vendrías. Vas a ver, va a entrar en cualquier momento.

—Si es así ¿por qué no esperamos a que vuelva, entonces? No tiene sentido discutir, ¿no te parece? Si vos tenés razón, Chrollo vendrá y abrirá esa puerta.

Sin esperar respuesta alguna, Illumi levantó la silla que se había caído y se sentó su derecha. Tomó una revista que había sobre la mesa de luz y comenzó a hojearla tranquilamente. Su rostro mostraba ese habitual semblante inexpresivo que lo caracterizaba.

Sentado en la cama, con sólo una sábana liviana cubriendo su cintura, cadera y piernas, Hisoka respiraba agitado y su pecho desnudo subía y bajaba con fuerza. Su cuello estaba tenso y colorado al igual que el rostro, producto de la rabia y la ansiedad. Crispó los puños y un violento deseo de ahorcar ahí mismo a Illumi lo invadió de repente. Pero se contuvo. Sabía que no podía ganar. Minutos atrás, cuando había empezado a discutir con él se había dado cuenta de que no podía usar Nen.

—¿Qué hiciste con mi Nen? Te ordeno que elimines cualquier bloqueador que estés usando ¡ya mismo! —ordenó Hisoka estirándose hacia adelante y sujetándolo con fuerza del brazo.

—Negativo —respondió Illumi sin dejar de leer la revista y pinchando la mano de Hisoka con una de sus agujas. Hisoka retiró la mano de inmediato en una acto reflejo al sentir la dolorosa picadura—. Así loco como estás me matarías sin siquiera darte cuenta. Cuando te calmes tendrás tu Nen de vuelta.

Hisoka extendió nuevamente su mano para sujetarlo con bronca, pero esta vez Illumi estaba atento y esperando ese movimiento. Saltó de la silla y se alejó esquivando el agarre. Hisoka estaba aturdido por tanto reposo y medicación y sus movimientos eran más lentos de lo habitual. Intentó levantarse e ir tras Illumi pero en ese momento varios alfileres volaron hacia él y se clavaron en sus hombros y brazos, inmovilizándolos al instante y dejándolos caer flojos a ambos lados. En dos pasos Illumi llegó a la cama y subiéndose de un salto se sentó a horcajadas encima de Hisoka, tirándolo de espaldas contra el colchón.

—¡Ey! Si ya tenés fuerza para levantarte será mejor que nos pongamos en marcha pronto —dijo con una sonrisa burlona mientras sujetaba a Hisoka contra la cama haciendo presión en el pecho.

—¡¡Bajate!! ¡Dejá de molestarme! ¡Va a volver Chrollo así que bajate de una vez!

—¿Otra vez con eso? ¿Pero no te das cuenta que fue todo un sueño? ¿Una alucinación? —preguntó Illumi, deslizando sus manos hasta el abdomen de Hisoka.

—¡¡No es cierto!! ¿Tan idiota me creés que no sé diferenciar un sueño de la realidad? ¡Por supuesto que no fue un sueño! Era tan real como lo sos vos ahora.