III. La Fiesta

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La entrada del patio está decorada con claveles amarillos, enredados por toda la puerta. Al entrar podemos ver algunas mesas gigantescas repletas de comida, un rincón con butacas y sofás, una pista de baile inmensa, junto a una orquesta, que supongo empezará a tocar cuando esto se haya animado un poco. Pero aún así no creo que mucha gente salga a bailar, digo, los jóvenes de nuestra edad no bailan música clásica cuando salen de fiesta, bailan pop, reggeton, trap etc... También puedo ver todos los jugadores del torneo esparcidos de aquí a allá, algunos sentados y otros de pie, hablando y riendo entre ellos.

Suspiro, es la hora de empezar a fingir, así que esbozo una enorme sonrisa en mis labios, y espero lo peor, pero para mi suerte Paolo aún no se ha despegado de mi lado, así que me giro hacia el musitando un -Gracias- a lo que el me contesta encogiéndose de hombros, y nos dirigimos hacia Nathan, quien ya está comiendo no se que con chocolate.

-Hay demasiada gente -Observa Ares, llegado hacia nosotros, tomando también algo para comer. Mi vista deja de observarlo todo par concentrarse en los muchachos de mi equipo comer. Franco el ceño, y cojo una fresa cubierta de chocolate, llevándola a mi boca, deliciosa.

Cuando volví a Londres cumplí con mi promesa, así que fui a por un helado con Ares, pero creo que allí se rindió de conseguir algo con migo. Porqué aún que fue bien, no pasó de una salida de amigos, así que dejo de pedirme salir y empezó a tratarme como antes, la cual cosa agradezco de todo corazón. Porque siendo sincera con migo misma, creo que aún no supero que Victor y yo tuviéramos algo solo de una semana.

-Es incomodo que todo el mundo te mire como si fueras alguien sumamente importante -Habla después de tragar la comida que tenia en la boca Nathan -Tampoco creo que tarden mucho en acercarse a nosotros para intentar ligar -Odio eso.

-Deberíamos conseguir pareja -Comenta Paolo, sentándose en un banquillo al lado de la mesa, a lo que me carcajeo fuerte, eso si ha sido un buen chiste.

-Eso no les impide venir como depredadores intentando cazar a su presa -Porque si, así es como me siento, es algo, bueno, es muy molesto que los chicos te miren solo por ser guapa, o por tener buen físico, eso es demasiado feo.

-De todas formas hay que venir -Se encoge de hombros Ares rodando los ojos- Si no viniéramos quedaríamos como unos mal educados, tenemos que aceptar que no se está tan mal si no te separas mucho del grupo.

A lo que los tres restantes asentimos con la cabeza -Pero después Sam nos va a meter la bronca del siglo por ser unos antisociales -Ríe un poco Nathan, mientras Ares saca una caja de cigarros, sacando uno y guardándola, para seguidamente encenderlo con el mechero y colocárselo en la boca.

-Sam que diga misa, yo haré lo que me salga de allí abajo -Les contesto, rodando los ojos- No me obligará a entablar una conversación con un acosador, no, que mal rollo -Me muerdo el labio, y escucho una voz demasiado suave detrás mi.

-Pe... Perdona -Me giro, y puedo ver a una muchacha, con el pelo rosado atado en una cola de caballo, no muy alta, con los ojos expresivos y un vestido azul clarito demasiado bonito- ¿Podrías... Podrías darme una fre... fresa por favor? -y empieza a jugar con sus dedos, que tierna.

Aún que parece que la intimidamos -Claro- le contesto, estirando mi brazo y cogiendo una de las fresas mas rojas, para entregársela mientras esbozo una sonrisa.

-Gra... Gracias -La toma, haciendo una reverencia, y volver dirigirse a un grupo de chicas que la miran cono ojos grandes, a eso es a lo que me refiero, son pocos los que no nos miran con admiración, cosa que no está mal porque significa que algo estamos haciendo bien, pero es algo incomodo.

A demás de que todos parecen conocernos, pero realmente no lo hacen y cuanto más hablan más alejados a la verdad se encuentran, suspiro, y vuelvo a pasear mi vista por la sala, la orquesta ha empezado a sonar, y algunas parejas danzan sobre la pista de baile.

Distancia [Victor Blade]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora