Gore;; KookNam

02

El teléfono fijo de su hogar suena y suena sin parar, Namjoon se encuentra frente a él temblando de manera nerviosa, durante la última semana ha estado recibiendo llamadas provenientes de su celular móvil, ósea, provenientes del psicópata que se lo arrebató cuando lo secuestró. Los primeros días las llamadas solo duraban segundos en los cuales solo se escuchaba el silencio, hasta ese entonces Namjoon se excusó explicando que el ladrón que tenía su celular solo quería asustarlo. Pero días después cuando esas llamadas comenzaron a estar cargadas de datos peculiares como 'su nombre completo', 'la ropa que usaba en ese momento', 'el traje que su perrito Huesos estaba usando', 'el color del tapizado de su casa', etc, Namjoon se empezó a alterar, ese sujeto seguía tras él y ahora con más información.

Teme confesarle la verdad a su madre porque ella hasta el momento cree que solo fue un robo como el que puede sufrir cualquier habitante de una urbe inmensa. Ella es una mujer muy sensible, años anteriores luchó contra fuertes crisis de ansiedad, depresión y estrés, saber que es acechando y que posiblemente será secuestrado nuevamente (si las amenazas no parar solas) la enviaría al borde de la locura, él no quiere que ella se preocupe.

Pero ella ya lo está, lo mira angustiada desde la otra punta de la habitación, ella no quiere decir nada pero sus ojos expresan el miedo y la incertidumbre que está padeciendo, él es su único hijo, moriría si algo le sucede, suficiente tuvo con el susto de que lo asaltaran.

—Llegarás tarde a la escuela, cariño...—

—No estoy seguro de querer ir, temo que mi asaltante sea un alumno de la institución...— está aterrorizado de volver a ver al hombre en la cafetería.— no conozco a nadie más que no provenga de allí—

Su madre analiza lo dicho y tiene cordura, su hijo no realiza ninguna actividad extracurricular por lo cual es imposible que tenga 'enemigos' en otro lugar que no sea el colegio.
Pero no puede dejar faltar a su hijo más días, lo ha hecho por casi dos semanas y puede quedar libre de faltas.

—Te dejaré y luego te recogeré en coche, no te preocupes cariño, vamos a encontrar a ese loco...— el abrazo y el suave beso de su madre le dan un poco de tranquilidad.

(...)

—¿QUÉ?— La voz incrédula de Jungkook irrita un poco al sujeto frente a él —¡ESTO ES UN ROBO, NI SIQUIERA POSEE CINTURONES DE SEGURIDAD!— los dos dirigen la mirada a la vieja y oxidada camioneta que reposa sobre una grúa, una de sus luces traseras está destruida, la puerta del pasajero está abollada y JungKook apuesta su mano a que el motor es más ruidoso que un tractor.

—Oye hermano, si no te gusta el precio mejor vete, algunos estarían más que dispuestos a pagar esa miseria por esta lata...— el empleado de aquel taller clandestino rueda los ojos con cansancio y extiende su mano para recibir los billetes de la paga.

Jungkook suspira cansado y le extiende los pocos billetes de bajo valor. Tal vez seas una miseria pero para su situacion económica esos papelitos marcan la diferencia entre comer un sándwich de pollo en la mañana y comer dos al día, más aún ahora que no le quedó otra que renunciar a la cafetería del instituto.

Por unos segundos se pregunta que tan estupido es para regalar su dinero a un idiota que le vende un arado haciendolo pasar por una ford ranger, ah si, todo por darle una lección al niño idiota llamado Namjoon.

El automóvil que alquiló hace unas semanas ya no le sirve , el niño u otra persona tal vez vio la patente o reconoce el modelo, además ese alquiler le costó la cena de tres días.

El sujeto le entrega las llaves adornadas por un llavero de hello kitty, lo mira extrañado.

—El anterior dueño era un enfermo obsesionado con los niños— da media vuelta sin importancia y se aleja, como si de su boca hubiera salido la hora o el clima del día. Casual.