El aire corría fresco y libre, en el viajaban deliciosos aromas desde el perfume de una flor hasta el dulce olor a estofados. Afuera, el sol brillaba con intensidad, por lo que agradecí estar bajo techo, lejos de tanto exceso de vitamina D.
—¡Atrapa!
Mis piernas se movieron de prisa para poder interceptar la mandarina que Zhaarí me había arrojado. La fruta cayó entre mis manos y la levanté en señal de victoria. La castaña sonrió y dio una mordida a la salchicha asada que estaba en su tenedor.
—Buena velocidad y muy buenos reflejos—me elogió provocando que una sonrisa ocupara mi rostro—¿Cuándo piensas volver a entrenar?—esta vez su tono de voz se oía serio y algo enfadado
Habían pasado ya cuatro semanas desde aquel ataque de rabia en el corredor donde conocí a mi media hermana, sin saber que lo era. Cuatro semanas desde que le grité a Dabin hasta de lo que se iba a morir. Cuatro semanas desde que el imbécil de Lión me atrofió el rostro en las celdas de la fortaleza. Jolin se encargó de informarme sobre el actuar de su capitán y de cómo Dabin lo reprendió, ya que al parecer él no estaba enterado de lo que su capitán hizo. Al parecer mi padre no era tan bastardo como pensé.
—No creo que sea buena idea que vuelvas a entrenar—interrumpió el padre de la chica y el hombre que se encargaba de curarme. Miré a Deuls con la duda en el rostro y él se acomodó su delgada cabellera antes de hablar—debes mantenerte lejos de los ambientes amenazadores, eso solo hará que sentimientos negativos se queden en tu cuerpo y recuerda que eso es lo que causa tus ataques—solté un suspiro y me dejé caer sobre la cama
En las últimas semanas que había estado encerrada en mi habitación, pareciese que hubiera perdido completo control sobre de mí, ya que tenía desplantes por las tardes y en las madrugadas, no habían resultado tan importantes pero Deuls se había preocupado bastante ya que temía que en una de esas terminara muerta. El sanador había asumido que se trataban de emociones y sentimientos de rencor, engaño y traición lo que habían provocado los ataques, obviamente todos provocados por Dabin, al cual tenía que ver esta tarde.
—No le pasará nada papá—se quejó Zhaarí desde su ya acostumbrada silla. El hombre lanzó una mirada de advertencia a su hija y esta suspiró—se volverá una inútil
—Gracias por el apoyo—miré a la chica con enfado y resoplé. El sanador me ofreció aquel liquido verdusco que tenía que tomar, según él, para que pudiera mantenerme tranquila. Al parecer era una especie de anestesia o relajante—deberías ponerle un mejor sabor—me quejé cuando le devolví el frasco
—Muy bien, la visita terminó—Deuls se levantó dela silla donde se encontraba y avanzó hacia la puerta, su hija lo siguió de mala gana, pero antes de salir se giró a verme y sonrió
—Mañana practicaremos con el sable y el bo—asentí con una sonrisa y la vi irse.
Fui al balcón, lugar que se había convertido en mi pequeño espacio de relajación, y me dediqué a observar las nubes deslizarse cómodamente en el cielo azul. El aroma del bosque llegó a mí haciéndome recordar un bosque intenso y brillante. Desconocía la procedencia de aquel recuerdo, pero desde hace varias semanas que se paseaba por mi mente consiguiendo que me relajara. Era como un lugar mágico al cual mi mente acudía por voluntad propia, siempre me sorprendía pensando en él. Se sentía como el llamado a casa, una enorme, cómoda y hermosa casa.
Un par de golpes en la puerta me hicieron volver la mirada al interior. No pasó mucho para ver como dos mujeres entraron con uno de esos vestidos que solían prestarme, aunque a diferencia de los demás, este lucía demasiado elegante. Detrás de ellas venia Azsael, con la misma cara inescrutable de siempre. Comenzaba a acostumbrarme a observar su ceño fruncido más a menudo, el verlo tan seguido me había dado la oportunidad de apreciar cada vez los detalles de su rostro de piedra.
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Atrigeos I : Esencia
Fantasi● Libro Uno ● Erika Dotsen ha perdido todo. A sus 20 años siente que el mundo no tiene sentido. Después de un tropiezo y conservar un objeto que no le pertenece, ella tendrá que recorrer nuevas tierras que jamas en su vida hubiera imaginado existie...