El chico que fué a la tienda

Diablos, Cuanta Hambre.

"Diablos, cuanta hambre tengo. No puedo creer que no haya nada bueno en esta casa..." Solamente podía pensar eso mientras que me movía hacia adelante y hacia atrás en este sillón, debo admitir que es algo muy cómodo.

"Sería muy buen momento para buscar algo de comer, sin embargo, ¿Qué podría ser?" Me preguntaba yo en la misma situación...

*Tilin Tilin* -Valla, un mensaje de mi novia- . Regresé a la portátil para ver que me esperaba en ese chat.

Me ha enviado imágenes de unas galletas. "Marianitas" es como se llaman. Son unas muy ricas galletas de "Diferentes" sabores (lo pongo entre comillas porque realmente es la misma galleta en diferente empaque).

"Se me ha antojado hacerme de una de esas. Muchas gracias novia mía..." Pensé muy a mis aposentos mentales. -Supongo que no sería mala idea, las venden en la tienda de la esquina.-

Salí disparado del sillón en busca de dinero que afortunadamente encontré encima del estéreo. –Espero que nadie extrañe esto-.

Diez pesos era lo que llevaba en mano. Salí de casa y abrí la reja con cuidado de no dejar salir a ninguno de mis 4 perros. No por mal, es que por la hora es complicado estar acarreándolos para que se vuelvan a meter a casa.

Con el éxito entre las manos salí de casa y corriendo llegué a la tienda en cuestión de segundos. "Si alguien me viera corriendo así, pensaría que he robado a alguien." Pensé justo al llegar a la tienda. Pensamiento que dejé en el estante de basura al adquirir lo que necesitaba. Dejé el dinero al dueño de la tienda y con un rápido "Gracias" salí disparado a casa nuevamente con la esperanza de llegar y degustar esas ricas y deliciosas galletas.

El viaje ha sido un éxito. Pude llegar a casa y degustar esa joya combinada con coco y harina.

Valla noche exitosa.