S E I S "El Paseo" (Primera parte)

20 0 0
                                    

C A R O L I N A

Me despierto cuando siento que me llaman, y unas risas.

Abro los ojos despacio encontrando una cara frente a mi, me echo para atrás asustada.

Todos se ríen y Marcela me mira mal.

— No soy fea para que te asustes. —rueda los ojos y me río bostezando — Vamos a almorzar.

Levanto la cabeza estirandome para ver a Kenny observándome en silencio, le sonrío, despacio desenredo nuestros dedos y comienzo a estirarme como gato.

— Ya llegamos. — dice sonriendo un poco más que otras veces.

— ¡Ya bajen chicos! — el profesor de física se asoma a mirarnos y niega con la cabeza sonriendo — Algo me dice que ustedes serán inseparables.

Dejo de lado la vergüenza repentina que siento por ese comentario, y me levanto de mi asiento al mismo tiempo que Kenny.

Kenny camina delante de mi por el pasillo del bus ya vacío, y me quedo embobada mirando su espalda algo ancha.

Es algo que siempre me ha gustado de la anatomía masculina, eso, los lindos hombros y los brazos ni tan delgados ni tampoco musculosos.

No sé por qué exactamente, pero por esas razones también me gusta Kenny.

Es perfectamente mi tipo.

Cuando bajamos se gira hacia mi observándome de pies a cabeza.

Voy a adelantarme a nuestro grupo más adelante porque me siento nerviosa y confundida de que me vea así.

— ¡Espera! — me detengo, me siento temblar cuando se acerca con cautela a mi — ¿Quieres morir de hipotermia? Tus labios están empezando a ponerse morados. — me dice al mismo tiempo que comienza a desamarrarse el abrigo que tiene en su cintura.

Luego me lo extiende.

— Sabías que haría frío ¿Por qué no te has traído uno a la mano?

Ahora medio entiendo por qué me estaba mirando de arriba abajo.

— No pensé que íbamos a bajarnos a comer, creí que llegaríamos directo al hotel y ya.

— De eso nada, pontelo. — me ordena, al ver que no me muevo, se estira a tomar mi mano.

Se queda como paralizado un rato, acaricia mi mano mirándola, entrelaza nuestros dedos al mismo tiempo que da un paso más cerca de mi que casi no noto, alguna especie de magia crece en nosotros, un magnetismo me jala hacia él, levanta la mirada observándome, sus ojos marrones brillantes, parpadea y suelta mi mano regresandome a la realidad.

— Ponte el abrigo, te puedes enfermar. — me dice en voz baja extendiendo otra vez el abrigo hacia mi.

Lo tomo, pero antes hablo;

— ¿Y tú?

Se encoge de hombros mirándose.

— Estoy con camiseta larga, no pasa nada.

— Pero...

— Ya basta, ponte el abrigo Carolina. — me dan escalofríos escuchar su voz diciendo mi nombre.

Me pongo el abrigo negro que me queda grande pero es muy suave por dentro, además tiene la colonia de Kenny.

Voy a comenzar a delirar con esto.

Comienza a caminar donde nuestro grupo y yo lo sigo algo cohibida de que todos comiencen a hablar de nosotros.

Cuando no tengo idea que intenciones tiene Kenny conmigo.

Mi ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora