#1

159 35 0
                                    

Simplemente no habían motivos para que Keita se sintiera feliz ese año.

Había sido transferido a Corea junto a sus amigos, gracias a un programa de intercambio el cual inesperadamente los eligió. Dejaron a sus familias para llegar a Corea y perderse el primer día hasta dar con los dormitorios que les fueron asignados. Al día siguiente tuvieron que ir al Instituto y sobrevivir con su nivel de coreano medianamente decente.

Ni siquiera se encontraba sorprendido cuando notó que en el receso se había perdido. Aunque no se arrepiente; gracias a eso pudo escuchar la voz más angelical y dulce que había oído en sus cortos años de vida. Siguió la voz encontrándose con un chico un poco menor que él que cantaba dulcemente en un salón mientras usaba un cuaderno para lo que él podía adivinar era componer.

Cuando el chico notó su presencia, Keita no se pudo haber sentido más estúpido al encontrarse a sí mismo tartamudeando y balbuceando cosas, para después finalmente salir del salón dejando al menor enternecido con sus acciones; claro que Keita no se dió cuenta de esto. Por supuesto que no, si no probablemente hubiese tenido más confianza para hablarle un segunda vez.

Después de eso recuerda como al siguiente día se encontraba observando las acciones del chico como todo un acosador, lo mismo el día siguiente, y el siguiente, y el después de ese y todos los días que vinieron. Después de todo, había caído por Bang Yedam, y seguía haciéndolo cada vez que lo miraba cantar, hablar, sonreir o simplemente se él mismo, pues para los ojos de Keita Yedam era literalmente un angelito.

Así transcurrió su primer mes en Corea, en donde cayó terriblemente enamorado de Bang Yedam. No pasó mucho tiempo para que notase que Yedam era literalmente el chico más popular en el Instituto, tanto por su imagen, como por su personalidad, su talento y su carisma. Lastimosamente, él no era el único que podía ver eso, el menor tenía miles de pretendientes, altos, fuertes e inteligentes. Y él, él era sólo un debilucho chico, no podría compararse con aquellos que se declaraban a Yedam cada día. Además su timidez con el coreano no era un chiste, no era capaz de pararse frente a él y hablarle normalmente, siempre de una u otra manera terminaba huyendo o sonrojandose y haciendo el ridículo frente a su crush.

Esperaba que ahora fuera distinto...


Reeditada♡

Me gustas! (Yeita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora