Único

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Había pasado tres años de su partida, pero ella seguía llorando como si hubiese sido ayer. Lo seguía aguardando cada día, ansiando verlo llegar junto a ella. Pero eso era algo que no sucedía.

No tenía consuelo, no dejaba el llanto, no salía de su casa, ni siquiera quería comer, perdiendo la cordura muy lentamente.

-Marinette, te buscan- dijo la madre golpeando la puerta.

-No quiero recibir a nadie- expresó abrazandose a su almohada, mientras se ahogaba en llanto.

-Mmm, hija, debes salir.- expresó entrando muy lentamente.

-¡No quiero!- exclamó ocultandose entre sus sábanas -¡Déjenme!

Sabine suspiró, sentándose al filo de la cama.

-Entiendo que lo extrañes, créeme, pero eso no es motivo para que vivas encerrada e ignorando a tus amigos.- Marinette no respondió, sólo respiraba agitadamente a causa de lo mucho que había llorado.

La mayor simplemente se levantó, saliendo nuevamente para irse a la sala.

-Ella no quiere salir- expresó cabizbaja dirigiéndose a la morena que aguardaba allí. -No sé qué más hacer por ella.- dijo con desgano.

-Trataré de hablar con ella- dijo la morena ahogando un suspiro -Si ella no quiere salir, pues entraré junto a ella.- habló con decisión.

-De acuerdo. Habla con ella y traemela de vuelta. No sabes la falta que hace en esta casa la sonriente Marinette. Hasta parece que la casa se ha vuelto gris y fría...

-Lo sé. La escuela tampoco ha sido lo mismo desde que ella no va más. Haré lo que pueda- expresó con una media sonrisa, antes de subir hasta la habitación de Marinette.

Golpeó la puerta y aguardó alguna respuesta tras ella.

-No quiero ver a nadie, mamá. Déjenme- insistió.

-No soy tu madre- dijo ella entrando.

-Tú también déjame, Alya- dijo dándole la espalda.

-No pienso dejarte, Marinette- habló mientras se acercaba hasta su cama -Yo sé que estás...triste desde que...él se fue...- expresó sentándose -Pero eso no es motivo para que estés encerrada los trescientos sesenta y cinco días del año. Tienes a tu familia, a tus amigos...y todos te queremos ver sonreír. Queremos ver a aquella Marinette que llevaba alegría a donde iba.

-Mi alegría se la llevó él.

-¿Tu felicidad depende de un hombre? ¿Desde cuándo, Marinette?- suspiró al no recibir respuesta -¿Te vas a encerrar toda tu vida?

-Solo saldré cuando él vuelva.

-¿Y si no lo hace? Yo no quiero ser dura...pero, han pasado tres años y...

-¡Vendrá!- la interrumpió -Estoy segura. Él me lo prometió.

-Pero Mari...

-¡No! ¡Ustedes sólo quieren hacerme daño!- exclamó, sin estar consciente de que ella misma se hacía daño todos los días, cada día que ansiaba verlo llegar, cada día que recordaba los momentos que había pasado con él, cada día que tenía la ilusión de despertar y verlo a su lado.

-Espero que puedas recapacitar. Él no merece todo el sufrimiento por el que estás pasando.- dijo levantándose -No lo merece- terminó de decir antes de salir y dejarla nuevamente en su soledad.

Y es que ella estaba tan enamorada de él, y ese mismo amor la cegaba. Creía en él, le confiaba su vida a él.

¿Él también la amaba? Sí, o eso fue lo que le dijo cuando ella se entregó en cuerpo y alma a él.

-Amor, sabes que esto es una situación que no estuvo en mis manos decidirlo o no. Tengo que irme. - había dicho en aquella última charla que habían tenido hace tres años.

-Lo sé...pero es que...no me gustaría estar tan lejos de ti...No me gustaría perderte.

-Mari...no me vas a perder. Solo será por unos cinco o seis meses. Te prometo que volveré. Y cuando eso suceda, nuestros sueños los cumpliremos, juntos. Tendremos nuestra familia, nuestra propia casa...seremos felices tú y yo.- expresó dándole un beso en la frente.

-¿Sabes que te amo, verdad?

-Lo . No me cabe duda de ello.- la abrazó.

-Amor...¿Me prometes algo?

-Todas las promesas que tú quieras, princesa- acarició su cabello.

-¿Me prometes que no me cambiarás por ninguna otra chica estando lejos?- él rio bajo.

-Jamás haría algo así. ¿Y tú?

-Tampoco. Yo sólo quiero ser tuya...y de nadie más...

No sabía que aquello era una vil mentira. Que aquellas promesas se las llevaría el viento. Que para él ella sólo era una niña ingenua, fácil de engañar y aprovecharse de su inocencia.

Él no se despidió de ella. Aquello le había resultado bastante extraño.

Fue hasta el aeropuerto y lo vio, a punto de abordar el avión.

Gritó su nombre, pero él no la escuchaba. Volvió a gritar pero él seguía sin escucharla.

-¡Luka!- exclamó despertandose. Aquello había sido una pesadilla.

Su pecho subía y bajaba a causa de la exaltación que había tenido.

-Sé que volverás. Estoy segura. Vendrás nuevamente y cumpliremos nuestros sueños tú y yo, juntos.- decía para sí, abrazada a sus piernas.

Sin ser consciente de que él se había ido para no volver, dejándola llena de promesas que jamás se cumplirían, sin saber que había sido un simple pasatiempo para aquel varón seis años mayor que ella.






Hello!!!

Bueno, no pregunten qué sentido tiene esto porque no lo tiene xd

Espero les haya gustado este pequeño OS

¡Nos leemos!

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ℬɾℴӄℯռ ℙяℴოisεs(OneShot) (AU MLB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora