—No puede ser.
Los chicos por fin llegaron hacia donde se encontraban ambas.
—¿Estos son tus amigos? —pregunta María señalándoles e intentando ocultar la risa por la situación.
Sabela asiente con la cabeza.
—¿Ya os conocéis? —África arruga el ceño.
—Se podría decir que de hace una hora pero no teníamos ni idea de que teníamos un plan en común. Ha sido graciosísimo. —comenta María—. Así que supongo que tú serás Marilia... O...
—Sabela. —le cortó la gallega mientras la contraria le dedicaba una pequeña sonrisa.
—Iros a un hotel. —dijo Joan.
—Cállate, estúpido, si ni siquiera hemos dicho nada. —Sabela rueda los ojos mientras que María usa las llaves que ya tenía sobre su mano y abre la puerta del piso. Una vez dentro, todos suben en el ascensor excepto la rubia que va por las escaleras.
—Me parece increíble el panorama. —comenta Marilia.
—¿Me lo dices o me lo cuentas? —bufa Sabela antes de que las puertas del ascensor se abrieran. Todos salieron y la madrileña les esperaba con una sonrisa.
—Bueno, aquí es. —Dijo la chica y abrió la puerta, dejando paso para que entraran antes que ella.
Les fue enseñando todo el piso habitación por habitación, y parecía encantarles a todos.
—Bueno y como dije, podrían venirse tres personas porque como veis... —La rubia abrió la puerta de la última habitación—. Este cuarto está repleto con cajas de cosas que no utilizo, y las podría dejar en la cochera que tampoco utilizo y poner aquí un colchón que tengo que tampoco puto utilizo hasta que encontremos una puta cama. ¿Os parece?
No pudieron evitar reírse ante su comentario. Incluso Sabela intentaba ocultar su pequeña sonrisa.
—Eres graciosilla, ¿eh? —comentó Damion sonriente.
—¡Pues a mí me ha encantado! —comenta Marilia.
La rubia sonríe cuando su móvil empieza a sonar, y lo coge del bolsillo de su pantalón.
—Oh, un momento. —descuelga el teléfono y se aparta un momento de ellos.
—Bueno, ¿qué os parece? —susurra Miki.
—No sé, para mí que podemos seguir buscando...
—Sabela, tú siempre te quejas de todo. —dice Joan.
—¿Qué te pasa con esa chica? —pregunta África y la gallega se encoge de hombros, sin ni siquiera poder contestar porque la rubia ya había terminado su conversación telefónica.
—Era Natalia. Dice que si íbais a ir su piso para esperaros o no... ¿Qué decís? ¿Se viene alguien aquí?
—Obviamente. —contesta Damion—. A ver, hay que repartirse, gente. ¿Y si lo echamos a suertes?
—Yo tengo que estar con mi hermana sí o sí. —dice Sabela.
—Vale, pues quedaos vosotras con María y nosotros nos lo sorteamos.
—Pff, lo que veáis.
—A ver. —se lanzó la rubia a decir—. Si no queréis estar conmigo, lo podéis decir. No quiero que viváis aquí forzadas.
—Yo no he dicho eso.
—Te ha delatado tu "pff", Sabela.
—Mentira. —la gallega se cruza de brazos—. Pues ahora me quedo aquí para joder.
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ೃೀ I wanna hold your hand ೃ✧
Romance╭────╯•✾•╰──────────────╮ María, madrileña que vive Nueva York y es amante del arte, conoce a Sabela, gallega y música que se muda a esta gran ciudad con sus amigos para compartir sus canciones como banda al resto del mundo. ╰────╮•✾•╭──────────────╯