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Regresé sin mi mochila.
Mi teléfono vibro. Era una imagen adjunta del desconocido enamorado tenía mi mochila.
¿Porque tienes mi mochila?

La has olvidado en tu salón

No

Si

¿Puedes darme mi mochila?

Tal vez

Porfavor

Con una condición

Está bien

Quiero una cita

¿Te refieres a verte?

Si

No sabía ni que escribir, pulsaba las letras una y otra vez pero las oraciones no eran nada coherentes. No había tenido citas en años, desde mi último novio y ha Ia sido un desastre aquel día, no me quedaban ganas de repetir la ocasión.

Mi mochila estaba en mi lugar y dentro se encontraban mis pertenencias y libros así como la barra de chocolate del día anterior y otra más pequeña envuelta. Tomé la primera y al desdoblar el papel una enorme A se extendía. Mi teléfono vibro

Agradable
¿Su piel es de escamas y tiene gran corona?

La piña

Pista. Sé cuál es tu forma de liberar tensión. Y sé que son muchas pero está nunca falla

En definitiva tenía que conocer al «desconocido enamorado» a veces me sorprendía que supiera más de mí que yo misma. El estaba conmigo, aquel chico que estuviera tras la pantalla estaba conmigo la mayor parte del tiempo porque le eh confiado más cosas a el que a otra persona. Y tenía que averiguarlo.
Al sacar el chocolate más pequeño, desdoble la hoja, era cursiva, tenía que admitir que tenía mejor letra que yo.

«no quiero un sí de inmediato, aún faltan muchos días para que sepas quién soy y cuando eso suceda y este seguro que no me odiarás tendremos esa cita. Y no te vas a arrepentir»

Eso espero.

Me estaba volviendo loca, y no específicamente por el hecho de que el desconocido enamorado había vuelto a desaparecer, no, la escuela me estaba matando lentamente. Ya teníamos en puerta varios proyectos de equipo y también exámenes de la mayoría de las materias y eso conllevaba estar de aquí a allá para mí. Entre mi intento de estudiar y avanzar a mis proyectos y estar en el servicio social siendo apoyo a mi maestra, ocasionaba que me irritara más fácilmente o olvidara demasiadas cosas.

–necesitas respira–Alex estaba frente a mí con una enorme taza de café–se que no puedes tomarlo, pero te lo traigo por una noble causa–y en efecto el sabor amargo del café era realmente fuerte pero la sensación era gratificante, tal vez en unos días no me aguantaría el dolor muscular o la cabeza pues tenía más de dos semanas tomándolo de esa manera y eran casi tres tazas diarias, necesitaba tiempo. De manera urgente.
Con el desconocido enamorado, era poco lo que sabía pero lo que sí sabía era que los chocolates con algunas personas no me hacían falta. Todos los días se encargaba de mandarme una y aunque no hablábamos por mensaje tan recientemente me agradaban en sobremanera que estuviera cerca mío aunque no supiera realmente si identidad.

Cada forma de entregarme un chocolate era único y a veces creía que le divertía como es que lograba ponerme realmente roja.

Días anteriores

Estaba a nada de explotar. No recordaba ningún jodido código y solo tenía cinco minutos para el examen teórico y estaba segura que reprobaria–hola–un pelirroja apareció frente a mí, me extendió su mano y una barra de chocolate me entrego–¿Que tiene el rey en la panza?–eso no era si una adivinanza pero no iba a replicar–el ombligo–y se fue sin mas. Leí la letra S apareció y con ello mi teléfono vibro.

Sincera
Pista. Dices siempre la verdad cuando hablo contigo sin importar cuánto lastime

No sabía a qué se refería pero no quería recordar exactamente qué le dije porque lo último si me dejó pensando «sin importar cuánto lastime». Esas palabras eran mayores, era bocona y sin filtro por ello tenía malas experiencias.

El rumor de que tendría mi grupo un examen sorpresa se volvió realidad y no había estudiado.
Tres horas más tarde me disponía a comer cuando un par de gemelas se acercan a mi–¿Eres el GPS humano?–sonrei,acenti y me dieron la barra de chocolate una de ellas.
–Agua pasa por mi casa–su hermana se unió a ella–cate de mi corazón el que no me lo adivine es un burro cabezón,¿Que es?–empece a reír
–el aguacate–ambas asintieron y se fueron. Abrí la hoja de color una S se extendía de nuevo.
El teléfono vibro.

Sencilla
Pista. No hay mejor sonrisa que la que yo provoco

Ese día estaba muy mal y no quería ver a nadie pero en lugar de eso varios de los amigos de Alex junto a él y pase el mejor día.

Quería irme. Tenía ganas de largarme a un sitio donde no lograrán encontrarme y sabía dónde podía estar sin problemas.
–¿Meredith?–un Chico Rubio se apareció frente a mí y sonrió.

Te Lo Digo Por Un ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora