Capitulo 38

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POV ANASTASIA

"Mi niña, mi hermosa niña de ojos azules. Sé que tienes que estar confundida por todo lo que está pasando en tu vida, pero, debes de saber que ya no hay más secretos. Debes de ser feliz con la persona que no pudiste ser hace mucho tiempo. No te aísles, no te alejes de lo que realmente te quieren. Es hora de emprender un nuevo destino, pero, no lo hagas sola. Has luchado tanto para llegar hasta donde estas, no puedes quedar en nada solo por cerrar tu corazón. Sé que estás cansada de tanta muerte y tanta sangre derramada en la antigüedad, pero cariño, esa fue mi vida y aunque lograste solo vivir dos décadas, no viviste tantos años como yo en ese mundo de injusticias y más. Cariño, no hagas de algo tan pequeño, algo tan grande. Estas en mundo que no ve esas cosas tan comunes como yo. Deja de cerrarte al amor. Tienes a tu lado a una persona que hará todo por ti y siempre estará contigo. Llego de nuevo a tu vida y no son de equipos enemigos, sino que están trabajando como uno solo. Se feliz mi niña y nunca dejes de sonreír. Eso me hace feliz y a todos lo que alguna vez te conocieron también. Que tengas una buena vida llena de felicidad. Eso sí, lo único que te pido es que no le coloques mi nombre a ninguna de mis futuras nietas en el futuro. Si pudieras colócale un nombre tierno y bello que hayas escuchado en tu época. Que tengas una buena vida y disfrútala con la persona que amas, ya no hay más sufrimiento, salvo las peleas que tengas con tu hombre. Aunque te sugiero que las tengas de vez en cuando, ya que las reconciliaciones son las mejores. Te amo con todo mi corazón. Te mando besos desde el cielo".

Me despierto de golpe en la cama. Mi corazón late muy rápido y me cuesta respirar. Esa voz nunca la había escuchado antes, pero, se me hacía muy familiar. El tono, el volumen y la ternura que está presente en ella, hace que mi corazón brinque de emoción y de paz a la vez.

Me levanto con movimientos torpes y salgo hasta el campamento. Esta todo en silencio y sonrió cuando el cielo estrellado. Es una de esas noches en que el cielo te hace suspira y pensar si realmente somos afortunados de vivir en este mundo. Es relajante y el aire frio hace que mis sentidos estén comenzando en relajarse.

-te vas a refriar. Has salido con muy poca ropa y la noche está demasiado helada como para que vengas a tomar aire- dice Cristian a mi espalda. Me da risa su preocupación, pero, me da más risa el tono en que lo dice.

-solo quería tomar un poco de aire- digo. Me doy vuelta y veo que tiene el ceño fruncido. ¿Y ahora que le molesto?

-¿Te das cuenta que con la luz de la luna y de las estrella, puedo ver todo lo que está debajo de esa camisola?- dice levantando una ceja. Jadeo y es cuando me doy cuenta que estoy llevando la camisola con encaje. Esta, cuando no hay luz, no se ve nada pero, cuando la luz lo toca es como si no llevara nada.

-supongo que se me olvido ese detalle. Además cuando estaba durmiendo, estaba tapada hasta la cabeza- digo y busco algo con que cubrirme. Escucho un suspiro por parte de Cristian y niego con la cabeza.

-deberías colocarte eso. Así dejas de mostrar lo que no se debe y te protegerás del frío- dice y asiento con la cabeza. Él se acerca a mí y cuando sus dedos, tocan la piel expuesta de mis brazos, un escalofrió recorre completamente mi espalda. Y mis mejillas se tornan rojas.

-gracias. ¿Qué haces despierto a esta hora?- pregunto. Me aprieto contra su abrigo y me encanta el olor que hay. Es el olor muy particular de Cristian.

-estaba pensando en qué hacer con lo que está en la caja que me traje- frunzo el ceño.

-¿Qué había en ella?- digo mientras muerdo mi labio inferior.

-joyas. Tanto Ray como Frank piensan que esas joyas valen millones pero, que más ganaría si las dejo en una exposición en algún museo. Son joyas originales de la civilización Tharoma y eso es algo que jamás se volverá a encontrar. Después de ese derrumbe dudo mucho que quede algún rastro de ella. Incluso las cajas, las trescientas de ella, no están. Solo quedan algunas cosas pequeñas y esas joyas- dice y asiento.

Pasado en común: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora