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El día que nací dice mamá que fue uno de los dias más felices para ella y papá, después de intentarlo por años de años al fin la cigüeña se apiadó de ellos y los visitó, claro está ya eran una pareja madura que se volvieron locos con su pequeña princesa.

Mis padres tenían un círculo de amigos muy limitado y cuando digo limitado se resume a cuatro amigos, para ser más específicos dos matrimonios el más cercano es la familia de Fran e Ivana y por supuesto su insufrible hijo para ser exactos él me lleva dieciséis años.

Llegar al mundo cuando mis padres ya no estaban en la flor de su juventud ni sus amigos por que ya habían pasado la edad de crianza, así que los hijos de los estirados de los amigos de mis padres me veían como un fastidio total pero los adultos me mimaron hasta más no poder.

* Seis años *

Jamás iba a olvidar cuando a la edad de seis años me acerqué a Landon, él siempre me tuvo paciencia a pesar de que lo seguía a todos lados. Él me cargo y su rostro quedó a la altura del mio.

—Hoy estoy feliz enana —fueron sus palabras y yo me quedé absorta en su ronco timbre de voz, hipnotizada por que me parecía muy guapo —ella aceptó ser mi novia —Landon desde que tengo uso de razón me ha atraído, siempre que llegaba con una chica nueva a casa, me sentaba molesta en las escaleras abrazando a mi oso.

—¡Eres mi novio! —declaré antes de hacer un puchero, que yo recordará era la primera vez que me cargaba pero era para hablarme de otra.

Soltó una carcajada y dio un beso sonoro en mi mejilla.

—Está bien, cuando crezcas serás mi novia mi pequeña Rubí —sonreí por que su beso en mi mejilla fue mágico.

                     *Trece años*

—¡Por Dios Rubi!—Amalia me observa con espanto —Landon es un viejo

Entrecierro los ojos con mucha molestia

—Landon me dijo que cuando creciera sería su novia

—No creo lo haya dicho en serio —fruncí los labios con molestia total, Amalia era mi amiga desde siempre ella era la hija menor de Sandy y Mariano el otro matrimonio amigo de mis padres, había sido un alivio tener con quien crecer, ella era menor un año pero eso no hacia diferencia en las dos.

—Estás molesta por que yo ya tengo mi prometido para cuando crezca

Amalia sonrío con burla

—Cuando crezcas, Landon ya no tendrá dientes, ni cabello y estará arrastrándose en silla de ruedas.

Ella se calló cuando escuchamos risas en el salón de mis padres, corrimos a averiguar de que se trataba, no podíamos bajar hasta ellos ya que aún éramos unas niñas.

El ruido que hizo la champagne al ser destapada me hizo sonreír, debían ser buenas noticias, razón por la cual los amigos de mis padres estaban reunidos, mi corazón se aceleró al ver a Landon, era un hombre muy guapo, vestía elegante.

—Felicidades Landon por un matrimonio feliz —el tiempo se detuvo cuando escuché a papá felicitarlo, sentí el codazo de Amalia en mis costillas.

—Te dije que no hablaba en serio, mejor para ti, ese hombre es demasiado viejo para ti —mis ojos empañados por las lágrimas al ver a la mujer que entraba y salía de la vida de Landon a cada rato, dar un beso en sus labios. Lágrimas corrieron por mi mejilla al saber que en mi corta vida había amado a un hombre imposible pero hoy sería el ultimo día en que yo le dedicaba un sólo pensamiento a Landon, desde hoy él ya no estaría en el lugar especial que tenía en mi corazón para él.

                  *Quince años*

Mis padres prácticamente tiraron la casa por la ventana con mi fiesta, yo me sentía totalmente feliz, al fin mi cuerpo estaba adquiriendo formas, los chicos del instituto, hijos de conocidos de mis padres habían llenado la casa.

Amalia bailaba con uno, con otro. Ambas nos sentíamos menos ignoradas por los adultos, en un momento que sentí mis pies doler de tanto bailar decidí sentarme en un rincón, disfrutaba de la música y de ver a mis amistades bailar.

—Hola —esa voz me causó escalofríos, dos años sin volver a escucharla, con cuidado giré mi rostro y lo vi, más guapo que nunca, junto a mi. En su rostro se dibujo la sonrisa más bella del mundo —pequeña Rubí como has crecido.

Enderece mis hombros desnudos y con toda la frialdad del mundo le respondí

—Te contradices, me llamas pequeña y al mismo tiempo me dices que he crecido—Landon soltó una sonora carcajada la cual me hizo enojar más, quería que él se enterará que me molestaba que me hablará, que se me acercará

—Siempre supe que serias muy inteligente —Landon metió sus manos en los bolsillos de su pantalón, mientras que con su mirada recorría el salón

Me negué a responder

—Quería darte mi regalo —mi rostro no mostró ninguna emoción, se que Landon lo notó pero no dijo nada, sólo se limitó a sacar un estuche y me lo entregó

—Gracias —coloqué el estuche en la mesa donde estaba sentada

—¿No lo abrirás?  —la voz incrédula de Landon me causó gracia

—Luego —no tenía el mínimo interés en su regalo, no, él había sido el primer hombre que me había roto el corazón y de una manera cruel

—Lo haré por ti —estiró su mano y tomó el estuche, al abrirlo en un lecho negro descansaba una hermosa cadena con una piedra de rubi, la sacó y se movió para colocarmela —esta es la razón por la que tus padres no te prestaron las joyas de la familia, les envíe fotos de mi regalo y les gustó —mi mano tocó los pequeños pendientes de rubi —si, es a juego con los pendientes que te obsequie cuando cumpliste diez años.

—Gracias —me moví para que no me colocará la cadena —Amalia me la colocará —la tome de sus manos.

—Pero... —me he dado la vuelta para buscar a Amalia, de reojo lo miré ahí de pie mirando como me marchaba, el tiempo había pasado y con él mi amor por Landon.

Kateromantica

Sin Diferencias [Hermanos Dagger #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora