Capítulo 47

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MIÉRCOLES 

11 p.m. 

17 HORAS RESTANTES.

Como le fue ordenado, el soldado condujo al General y al Coronel a la sala de operaciones en donde se encontraba el radar. Era especial porque fue diseñado exclusivamente para esa misión, con el fin de detectar cualquier criatura que se acercara al perímetro. Y bien que había funcionado, por ese aparato fue posible la recolección de muchas de las especies enjauladas que estaban siendo enviadas a La Central.

-¿Hace cuánto detectaste el movimiento?-. Se apresuró a decir el Coronel Gómez mientras se acercaba al dispositivo y lo manipulaba él mismo, tenía un termosensor y se podía conocer la temperatura exacta de la criatura.

-Hace algunos minutos, en cuanto la alarma se botó corrí en su búsqueda, señor-. Se dirigió a Jorge.

-¿Podemos saber qué es?-. Preguntó el General cautelosamente.

-No con exactitud-. Respondió nervioso el soldado- es decir, se puede saber el tamaño aproximado del animal en cuestión, pero sólo una cámara puede decirnos lo que es. Al parecer son varios animales, de tamaño mediano. No como el último que nos visitó.

-Ya veo, ¿Y porqué no han enviado la cámara?

-No tenemos autorización, señor.

-Bueno, pues ahora la tiene, soldado. Vaya a la bodega. Quiero que le pida a los guardias en turno que manden un dron para saber a qué nos enfrentamos, y todos los demás- dio media vuelta y miró a cada soldado que se encontraba en la sala de operaciones- prepárense para lo que sea.

El muchacho que recibió órdenes corrió hacia la bodega, alertando a quien se cruzaba en su camino. Ya que la última criatura los tomó desprevenidos, no querían que eso sucediera nuevamente.



-¡Qué haces aquí! ¡Qué carajos...! ¿Nos, acaso nos seguiste?-. César no podía salir de la estupefacción que le causó al ver a Luis. Apuntaba y desapuntaba el arma mientras hablaba- ¡Contesta, mierda!-. Luis no se inmutó ante los gritos de su superior. Apretó la quejada y volvió a bajar la mirada.

-¿Quién eres?-. Titubeó Samuel, se notaba confundido: el ceño fruncido, mirada fugaz, intentando alcanzar la mirada del muchacho- ¿Quién te enseñó a pelear así?

-No pierdan el tiempo haciendo preguntas estúpidas y vayan a hacer lo que tienen en mente-. Soltó seco- Puedo causar una distracción, si es lo que necesitan.

-¡Qué! ¿Así nada más? Deberías querer detalles de lo que estamos haciendo, de lo que vamos a hacer.

-No es necesario, ya lo sé-. Esbozó una amplia sonrisa que le causó escalofríos a César. Después se puso de pie lentamente y le tendió la mano a Sam quien aceptó y se apoyó en esta para pararse.

-No entiendo. ¿Qué es esto?-. Astrid se dirigió a César quien solo negó con la cabeza y guardó el arma.

-¿Quién es él?-. Preguntó Víctor mientras llegaba.

-No importa, váyanse. Cumplan su misión-. Ordenó Luis- Suban al jeep y... ¿Dónde está el jeep?

-Afuera, mientras ustedes no sé qué hacían, lo saqué ¿Por?

La situación era muy confesa. Astrid y Víctor no conocían al muchacho frente a ellos; César y Samuel pensaban conocerlo, hasta ese momento. Y Luis estaba desesperado por que el resto se fuera. Se miraron entre todos pero no hubo respuesta alguna.

Si tú vas, yo tambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora