first.

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El sol se había ocultado tras las majestuosas montañas nevadas desde ya hace un buen rato para cuando Jeon había salido de la clínica en la que trabaja hace ya algunos años.
El horario era bastante largo y no hacía falta el mencionar que no era la primera vez que salía acompañado de la luna.
Más Jeon adoraba tanto su trabajo que realmente no le importaba pasar horas extras entre aquellas paredes blancas, ayudaban a olvidarle de todos sus problemas.

Los pensamientos depresivos no tardaron demasiado en aparecer en la mente del castaño cuándo ya salió de los límites de aquel pequeño pueblo, sentía que a cada tanto el camino se alargaba impidiéndole llegar prontamente a su, algo alejada, residencia.

Una silueta amarillenta destacó vagamente entre la vacía carretera, la curiosidad del castaño fue mayor a su sentido común y decidió aparcar su vehículo a la orilla para poder ver qué era, tal vez solo era un saco de aquel color, más prefería quitarse la duda.
Armandose de valor y iluminando tan solo con la linterna de su móvil,  soltó un suspiro para luego salir de su automóvil y cruzar la calle, grande fue al encontrar un león con,  seguramente, una herida de bala de un casador.

Un jadeo se escapó de los finos labios del chico, había que admitir que se sentía intimidado ante aquel gigante mínimo, pero también sentía piedad por el animal; tal vez aquel fue el sentimiento que causó que corriera por el botiquín que siempre cargaba en su auto. 

—Tranquilo, lindo leoncito. Quiero ayudar, amigo.  —Murmuró con nervios a flor de piel en cuanto la potente mirada del animal se posó sobre él. 

Jeon no podía negar que sus manos temblaban demasiado para ser normal, podía irse; nadie le culparía. Pero su sentido de la justicia era mayor y nunca volvería a poder dormir en paz si sabía que pudo salvar una vida y no lo hizo solo por temor. 

El león soltó un intimidante rugido en cuando su espacio se vió amenazado, aquello solo logró hacer que sus manos temblaban de manera agresiva.

Pero el segundo nombre de JungKook era terco.

—Yo, yo. Quiero ayudarte, pequeñín. —Dificultosamente logró tartamudear.

Divisó algo parecido a resignación en los ojos del animal, tal vez aquello fue lo que le motivó a seguir con su suyo con algo más de confianza. 

Sacó, algo temeroso aún, el desinfectante del botiquín para luego untarle un poco a una pinza que había sacado anteriormente.

Nunca en su vida se había siquiera planteado la idea de sacar una bala del cuerpo de un humano, menos de un león. No tenía idea de lo que hacia,  pero tampoco le serviría quedarse ahí mirando sólo debía de ser cuidadoso,  o al menos eso esperaba. 

—Esto te dolerá bastante, pero es por tu bien. No me muerdas.  —Ni siquiera entendía el por qué hablaba con el animal, jamás le entendería, tal vez le hacía sentir sólo un poco menos nervioso.

Tomando una larga bocanada de aire, metió sus manos en guantes de látex antes de proceder a quitar la bala. 
A penas el animal sintió aquella intromisión, soltó un fuerte gemido de dolor y todo su cuerpo se tensó.

Jungkook no se permitió distraerse y prosiguió con su labor, fue verdaderamente un milagro el hecho que logrará extraer la bala sin causar más daño, pero no se permitió abusar de su suerte, temía que el animal se desmayara ya sea por el dolor o por la pérdida de sangre.

Aunque realmente el que casí se desmaya fue él al ver como aquel intimidante animal cambiaba dolorosamente a la forma de un inofensivo chico rubio de apariencia frágil.

La respiración del castaño se paró. “Debo estar soñando” pensó, aunque también pensó en culpar a sus pocas horas de sueño.

Intentó olvidar aquel pequeño, gran,  detalle en cuanto arrancó la parte baja de su camiseta para poder vendar al, actualmente, chico y frenar en parte la hemorragia.

Pudo sólo haber hecho eso y salir corriendo a su camioneta, dejar aquello como un rato sueño. Pudo irse con calma y con su mente en paz al haber ayudado, pudo haber dicho o hecho muchas cosas pero finalmente dijo de manera torpe:

—Soy Jungkook. 

Los ojos dorados del joven le miraron curiosos, el dolor seguía claro en aquellas delicadas, pero sin dejar de ser masculinas, facciones, pero a pesar de todo contestó:

—Soy JiMin, gracias por salvarme. —Respondió con voz suave y baja, por el dolor más que nada.

Su voz era aguda pero no al punto de ser molesta o femenina, Jungkook término decidiendo que era perfecta.

—Yo, ehm. —No tenía realmente claro que decir.  — Dudo que puedas llegar a tu hogar así, puedes. Si quieres,  venir conmigo y podría llamar a mi hermano para que te haga los puntos.

El chico a su frente ladeo la cabeza, impresionado.

—Él es Doctor, aunque no sé si nesecites un veterinario. —Murmuró realmente para sí mismo, bajando su mirada nervioso. 

—¿Realmente me quieres en tú hogar? Soy un león, hago grr, muerdo y cosas así.

Ambos se miraron, y a pesar de que el rubio se sentía ya algo mareado por la pérdida de sangre, se permitió bromear con el tema.
La risa del castaño llenó el silencio que por segundos se había formado.

—Eres un chico que nesecita ayuda médica. Además.  —Agregó—, si me hubieses querido comer ya lo hubieses hecho, hasta herido. Creo que solo eras un gatote en apuros.  —Bromeó.

—Creo que tal vez tienes razón.

Ambos se dedicaron una tímida sonrisa, y el más alto se levantó para ofrecer su mano al débil chico e ayudarle a levantarse, guiandole a su vehículo sin importarle si se manchaba con la sangre del híbrido o que su acompañante sea un híbrido.

Aunque nadie quito el grito que dió el hermano mayor de los Jeon en cuanto JungKook le llamó a aquellas horas en la madrugada, o cuando le aviso que tenía a un híbrido de león herido en su casa por una herida de bala.

NO EDITADO.

Hay un buen de fallas
en varios sentidos,
pero sigo siendo
nueva en esto de
terminar una idea.
Meper d0nan?

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⏰ Última actualización: Jan 25, 2019 ⏰

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