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Maestro yi, El espadachin wuju

En Bahrl, la provincia central de Jonia, se  erguía antaño un asentamiento de montaña inmerso en su serena belleza.  Allí, en la aldea de Wuju, el joven Yi creció y se educó en las artes de  la espada, persiguiendo un sueño que más adelante se tornaría en  tragedia.

Como la mayoría de niños,  admiraba a aquellos que llevaban ropajes de seda y portaban espadas con  poemas escritos en su nombre. Yi, que era hijo de padres espaderos,  causaba una gran impresión a los guerreros locales que frecuentaban el  taller. Se pasaba las mañanas en el jardín poniéndose a prueba en  combate con su madre mientras que, por las noches, recitaba poesía a su  padre a la luz de las velas. Cuando llegó el momento y Yi comenzó sus  estudios con los maestros de Wuju, sus padres no podían estar más  orgullosos.

Al aplicar su talento y  disciplina a su formación, sobrepasó todas las expectativas. Pronto, la  aldea entera había oído hablar sobre el "joven maestro" Yi.

Sin  embargo, el humilde estudiante se hacía preguntas sobre el resto de  Jonia. Subido a las pagodas más altas, oteaba ciudades lejanas que nadie  mencionaba nunca pero, cuando quiso aventurarse montaña abajo espada en  mano, sus mentores se lo prohibieron. Wuju había sido fundada por  aquellos que creían que su habilidad con la espada era demasiado valiosa  como para compartirla, demasiado sagrada como para derramar sangre. Por  ello, durante siglos, había florecido aislada, sin forasteros que  conocieran su verdadera naturaleza.

Todo  eso cambió el día en que Yi vio enormes columnas de humo alzándose sobre  las ciudades distantes. Las tropas invasoras noxianas habían entrado  por la costa y estaban conquistando los asentamientos como una marea de  sangre que ahogaba provincia tras provincia. Poniendo al pueblo de Jonia  por encima de la sagrada tradición de Wuju, Yi partió para ayudar a  defender las Tierras Primigenias. Para asombro de todos, barrió las  líneas enemigas de un plumazo, derrotando al enemigo con un deslumbrante  manejo de la espada nunca visto por aquellos forasteros.