Capitulo 3

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El camino era solitario, el frío entraba por las ventanillas y congelaba mis huesos hasta dejarme tiritando.

-¿Tienes frío?- John se volvía a interesar por quinta vez por mi.

-Mucho- susurré. Lucas conducía decidido mientras Savannah acunaba a su hija en sus brazos.

Pasó la manta por mis hombros cubriéndolos y dándoles calor, John estaba siendo demasiado caballeroso conmigo en estos momentos y eso no convenía para nada.

Si, era guapo, alto, castaño, ojos verdes, precioso pero...maldita sea aun tenia unos 15 años? o tal vez 17? no, no podía salir con él...

-¿Mejor?- Preguntó el castaño.

-Si, claro...mucho mejor- dije sonriendo, maldita sea era demasiado guapo.

-¿Paramos para reponer?, falta poco para llegar a Los Ángeles- dijo Lucas desde el asiento delantero.

-Claro- quería escapar del encanto de John.

-Es una gasolinera abandonada, nos encontraremos algunos regalitos por aquí- Dijo en tono irónico.

-O ellos nos encontraran a nosotros. - Paul cargó su arma.

Nos dividimos en dos grupos: Madi y Savannah se quedaron dentro del coche mientras Lucas repostaba el coche y Paul, John y yo entramos en busca de supervivientes. No tardaron demasiado en aparecer los primeros come-carne, una mujer con la ropa desgarrada y lo que parecía el encargado de la tienda se nos abalanzaron. Paul disparó sin miramientos y John disparó justo entre ceja y ceja a la mujer.

-Buena puntería - Paul se acercó al cuerpo de la mujer - me gusta.

Me limité a recorrer la tienda en busca de algo que comer, en su lugar solo encontré otro zombie. Empecé a disparar sin saber realmente que estaba haciendo. Una bala le dio en el brazo, pero siguió avanzando, otra le dio en el pecho y por fin cayó al suelo. John vino corriendo hacia mi con su arma.

-¿Estas bien?

-Si, creo que si - el zombie empezó a levantarse lentamente.

-Mi norma es: rematar. - le disparó en la cabeza haciendo que se desparramaran sus sesos contra las neveras llenas de bebidas. - Si no sabes si esta muerto gasta otra bala rematándolo. Nunca está de más si quieres sobrevivir.

-Dan miedo- lo observé tirado en el suelo - y asco. -John me levantó del suelo.

-Es lo que toca preciosa- volvía a mostrar cariño hacia mi.

-¿Tienes familia viva?- Pregunté mientras cogíamos botes de conservas.

-Maté a mi padre ya que fue contagiado...era mi única familia- Mostraba una mirada dura y severa.

-Lo siento, no debería haber preguntado - Me sentía estúpida en esos momentos.

-No pasa nada preciosa, ¿y tu, tienes familia?- dijo con una sonrisa.

-Si, mis padres- Metí una bolsa de chucherías en el saco.

-¿Sabes si siguen vivos?- Preguntó él con miedo a su pregunta.

-Papa es demasiado listo para morir o ser convertido- dije con una sonrisa, era verdad.

-Vayámonos anda- Cargó el gran saco en sus hombros y seguimos caminando.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Lo que sea - metió el saco en el maletero.

-¿Cuantos años tienes? - Paul disparó a un zombie que salió corriendo de la parte trasera de la tienda.

-18 - No se inmutó ante los tiros - ¿Y tu?

-18 también - sonreí como una autentica estúpida.

-Nos vamos! - gritó Lucas desde el coche.

Subimos al coche y le dí un bollo a Savannah y otro a Madi, debían estar hambrientas.

-¿Cuanto falta para llegar a Los Ángeles? - pregunté ansiosa.

-Unas horas- Lucas contestó desde el asiento delantero.

-¿Horas?- John preguntó ansioso, parecía que era mas pequeño, sus ojos juguetones lo hacían aparentar ser un adolescente.

Los Ángeles, esa bella ciudad, carteles de neón y fabulosas mansiones... ya no era lo de antes. Los carteles de neón fueron sustituidos por charcos de sangre y extremidades esparcidas por las calles. Lucas conducía con imprudencia por las calles, paremos a repostar en una gasolinera.

-Voy a estirar las piernas- Dije al grupo.

-No te alejes ni dejes tu arma- Paul observaba los alrededores.

-No papa- dije en tono sarcástico.

-Papa te voy a dar yo a ti, tira anda!- Dijo riendo.

La gasolinera era enorme, mas enorme aún era el aparcamiento lleno de coches que se situaba justo al lado. Pasé coche por coche, algunos caros, otros baratos o incluso abandonados.

Salieron muchos, en manada...uno tras otro, con sus horribles caras y sus sangrientos cuerpos haciéndome caer al suelo por el susto.

Gemí de dolor, mi trasero golpeó el asfalto.

-¿Nunca te han dicho que ir sin una arma es peligroso?- Un castaño disparó a todos los zombies.

-S-si- dije.

-Levanta...vamos- El chico de ojos claros y cabello castaño me tiró una arma.

-Pero- Me agarró del brazo estirándome hacia su coche.

-Ven o vendrán muchos más- No me dejó terminar de explicarle que venia con un grupo.

Welcome to the End *En Espera*Where stories live. Discover now