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En ese momento pensaba que la misión iba a salir sin ningún inconveniente, pues ignoraba que su problemas personales estaban afectando el trabajo en equipo de todos, más que nada cuando debía hacer algún comentario provocativo y estaba con sus guardianes cerca.

Chrome le había dicho que era mejor solucionar todo en casa, pero para Tsuna la misión era más importante de su entorno familiar, más que nada el aliviar el sufrimiento y los celos de sus cuatro amados guardianes. Y ahí le pasaba factura su terquedad, el querer siempre llevar toda la carga y ser quien solucionará todo.

—Mi querido Sora, debes de estar muy cansado por el viaje —Tsuna solo sonrió con falsa inocencia, acomodándose de forma disimula su peluca de color blanco.— El embajador chino estará presente en la cena de formalización del  acuerdo, así que haré que esas asquerosas te vistan de la mejor forma que puedan. Debes de ser el más lindo de todos.

—Robert, pero que dices —dijo haciéndose el tímido y ocultando sus ganas de matar al sujeto— No puedo ser más lindo que la princesa Lizeth, sabes lo celosa que puede llegar a ser tu esposa.

El semblante del sujeto que le acompañaba cambio de forma drástica, el solo recordar a la cosa que tenía por esposa le dañaba el día. Para su desgracias lo tenía más vigilado que el FBI, fue un milagro que su querido Sora se ganará la confianza de la cerda esa para volverse su amante. Lo que el tal Robert no sabía, era que pagaría por todo, desde la infidelidad hacia su cónyuge hasta los negocios turbios en los que estaba metido, no por nada la princesa lo había mantenido vigilado desde su primer aniversario.

Era por eso que Tsuna y su familia estaban en ese pequeño reino escondido en los países bajos, pues había sido contratado por la princesa Lizeth y sus padres, para eliminar a la escoria que había traicionado a la familia real y al reino.

—Apurate chófer, quiero poder llegar rápido a la mansión para pasar más tiempo con mi querido Sora —el conductor del vehículo miró por el retrovisor al hombre mayor con fastidio, los ojos heterocronicos demostraban odio.

—No creo que debas de tratar así al pobre chófer, solo hace su trabajo —Tsuna sabía perfectamente que si dejaba que su compañero se saliera de su papel, todo terminaría mal— Además, yo soy el que lo contrato, seré yo quien le de su paga. Así que por favor no trates mal a mis empleados Robert.

—Como sea —dijo con molestia antes de mirar mal al peli-indigo que manejaba.

Mukuro por otra parte no podía dejar de pensar en que tipo de pagar hablaría el castaño, tal vez se disculpara y tomarán una cita o quizás quedaría encerrado durante un tiempo para que ellos lo cuidarán como quisieran. Tal vez y hasta les dejara dormir a su lado.

Aún así no podía confiar en que se realizara, aun estaban molestos con el castaño y aunque les doliera, no podían ceder tan fácilmente.

Llegaron a uno de los hoteles más lujosos de la capital, donde se quedaría el castaño solo, según Robert. Obviamente la suite presidencial estaba ocupada por toda la familia esperando a que subieran tanto niebla como cielo.

Hicieron todo el protocolo para recibie la llave de la habitación, Tsuna tuvo que agradecerle a Chrome por hacerse pasar por la recepcionista para que todo fuera más rápido, el problema era como hacer que el bastardo le dejara libre por unas horas y poder solucionar su "pequeño" problemita con sus guardianes. Tal vez decirle que necesitaba un perfume nuevo pueda servir de algo.

Al final no tuvo que crear ninguna excusa barata, pues la princesa había llamado a si estúpido esposo para que estuviera presente en la cena familiar de esa noche. Solo espero unos minutos después de que si objetivo se fuera para que la puerta se abriera de forma violenta y entrarán su cuarteto favorito.

Les sonrió y les hizo un ademán con la mano para que se sentarán, mientras él preparaba algunas bebidas para ofrecerles. Para Mukuro y Hayato un whisky, para Takeshi y Kyoha un té verde, les conocía de años eran parte de su ser, sin ellos estaba seguro que hubiera muerto desde hace mucho tiempo.

-Solo porque me fui con un hombre desconocido no quiere decir que les dejé de lado -hablo cuando les vio un poco menos tensos- Seguirán siendo mis amados guardianes y los hombres de mi vida, sin ustedes yo habría dejado este mundo desde hace mucho. No hubiera aguantado demasiado tiempo solo...

-No nos importa si te acostaste con él o no -le interrumpió Takeshi con cierta violencia- nos molesta que te hayas ido sin decir dónde iba a estar, desapareciste sin dejar rastro ni una nota ni nada.

-No siquiera Lambo o Nagi sabían dónde te habías metido -siguio Mukuro con un semblante serio- solo dijeron que te habías ido y ya, sin saber dónde podrías estar.

Tsunayoshi se mordió el labio inferior como muestra de arrepentimiento y cierta vergüenza, había jurado siempre decir dónde iba a estar o donde se dirigía, si era necesario llevaría a alguno de sus guardianes con él, pero no estaría solo, nunca más. Ninguno quería perderlo de nuevo.

-Les he fallado -dijo con voz baja y los párpados cerrados- Solo me sentía sofocado en ese lugar lleno de gente hipócrita que solo buscaba la forma de sacar beneficio de mi posición. También no deseaba que ustedes arruinaran su noche por mi culpa.

-Disculpa que te lo diga de este modo -hablo Hayato con fastidio- Pero a nosotros nos importaba un carajo lo que pasará en esa reunión, solo asistimos por la investigación y porque tú nos lo pediste, ninguno de nosotros deseaba estar en ese lugar.

Ninguno dijo nada más, las emociones se estaban alterando muy rápido y no era una buena señal, así que guardaron silencio dejando que su mayor tesoro pudiera calmar un poco sus pensamiento y lograr hablar sin querer matar a alguno de los cuatro. Kyoya era el único que podía enfrentar a un Tsuna descontrolado, pero en ese momento su ánimo y fuerza no estaban al cien porciento, el pensar que aquel tipo desconocido fuera capaz de llevarse a su cielo, lo tenían un poco paranoico y no le dejaba dormir. Así mismo con los otros tres.

Pasaron unos minutos antes de que Tsuna rompiera en llanto y se lanzará a los brazos de su lluvia, siendo recibido de manera gustosa a la par que los demás le comenzaba a dar mimos. Todo había quedado ahí, resuelto en ese pequeño silencio en que el castaño entendió el porque sus amados guardianes estaban enojados. Sabía que Lambo y Chrome no dirían nada respecto a lo que pasó, pues él mismo les mando un mensaje diciendo para donde iba y con quién, además de dar el número de la habitación y todo, por eso ellos dos no estaban enojados ni alterados. Ryohei le había llevado a la enfermería de la mansión y le hizo hablar sobre el porque no había avisado de su repentina desaparición, le contó por encima todo y se sincero de estar arrepentido.

Comprendió también que ellos tenían miedo, un miedo que no se había disuelto en todo esos años, diez años desde que había sido separado de forma brusca de sus seres amos y recuperado en unas condiciones terroríficas para el corazón de los siete jóvenes guardianes que lo buscaron sin descanso. Se puso en su lugar y sintió casi el mismo miedo y terror que ellos, se prometió que no volvería hacer tal cosa, pues no deseaba tener que aguantar a los cuatro siempre sobreprotegiendolo de cualquier cosa.

Cuando volvieran a casa, no saldría de la mansión a menos que fuera un asunto totalmente importante, y se dejaría mimar por esas cuatro bestias que le cuidaban con uñas y dientes de ser necesario.

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2019 ⏰

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Ángel NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora