Nuevas Experiencias

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Notas: PWP, rimming.


Nuevas Experiencias.

Martín inició con un masaje. Hizo acostar a su primo desnudo sobre la cama, de espaldas a él, quien solo vestía unos calzoncillos. Esos que Daniel insistía que debía haber tirado cuando llegó a la pubertad.

Sus manos embardunadas de aceite de coco se pasearon por la espalda marcada de Daniel, bajando hasta justo antes de llegar a sus glúteos para volver a subir. Se centraba en cada musculo, queriendo relajar a Daniel lo más posible.

-Se siente bien -comentó Daniel, con el rostro sobre sus manos.

Daniel empezó a suspirar de gusto, y Martín a sufrir una terrible erección. Por si esto no fuera poco, la espalda de Daniel adquirió un tono brillante, cómo si le tentara a inclinarse sobre ella y lamerla.

Poco a poco, de manera sutil, sus fuertes manos fueron bajando más y más hasta los glúteos de Daniel. Martín se divirtió a gusto con ellos; apretándolos uno contra el otro, disminuyendo la separación entre ellos. O abriéndolos para ver esa parte de Daniel que sólo le mostraba a él. Pasaba su mano por la erógena zona, sacándole más que suspiros a su primo, quien ahora reprimía gemidos y apretaba sus nalgas por reacción. Pero Martín sabía dar masajes, y Daniel no estaba lejos del relajamiento total.

Cuando Daniel dejó de oprimir el culo ante sus manos, Martín supo que estaba listo.

-Llega al tope de la cama -le pidió a Daniel-. ¿Estás listo?

Daniel obedeció la orden en silencio para después agregar un "ajá". Se hizo nota mental de mejorar sus expresiones porque joder, lo quería demasiado para no dejarlo notar.

Luego Martín colocó un cojín bajo sus caderas, haciéndole mantener el culo al aire.

Martín empezó a besar los glúteos de Daniel, mordisqueando ligeramente los jugosos cachetes en más de una ocasión.

-Je, espero estés vacunado -comentó Daniel al sentir esto, haciendo reír un poco a su primo.

Martín entonces empezó a lamer. Abrió las nalgas de Daniel y lamió sus paredes interiores, respirando profundamente y soltando su aliento sobre el culo de su primo.

-¿Te gusta? -le preguntó.

-Joder -contestó Daniel, sin saber que mas decir. Más que gustarle, lo estaba volviendo loco. Estaba luchando contra la tentación de empujar su trasero hacia atrás, y hacer que Martín le estimulase aun más.

Daniel pegó un grito cuando sintió la lengua de Martín introducirse en su entrada, y gimió contra la cama mientras trataba de no retorcer su cuerpo.

Para Martín, los gemidos de su primo eran la mejor motivación para continuar. Mordisqueos, succión, y más lamidas. Alternaba uno a otro y oía a Daniel reaccionar, lo que causaba que su erección empezase a palpitar.

Daniel se sentía en la gloria. Alguien podría dispararle en ese momento y no lo sentiría porque su cuerpo estaba centrado solo en sentir la lengua de Martín haciendo maravillas en su interior.

-¡Eso, eso! -Decía de tanto en tanto, cuando Martín hacía algo que lo enviaba fuera de este mundo-. ¡Haz eso de nuevo!

Y Martín concedía con gusto.

Daniel no sabría decir cuánto tiempo pasaron en ello, con Martín solo tomando pausas para introducir sus dedos o tocar con su lengua alrededor de su entrada.

Daniel no podía más.

-¡Martín! -Exclamó Daniel a cierto punto-. ¡Cógeme!

-¿Um?

-Quiero que me cojas, ya no aguanto más -replico Daniel, sonando casi desesperado.

Apenas Martín se despegó de Daniel, este se puso de rodillas, bajando el rostro hasta la cama y debando sus glúteos al aire, separando las rodillas para mejor acceso.

-Oye, esa es una buena posición para seguir con mi lengua dentro tuyo -musitó Martín, con su rostro iluminado ante semejante vista.

-Ya no más -habló Daniel. Su pecho se anchaba y estrechaba a causa de su respiración agitada-. Métemelo.

Martín se puso de rodillas junto a su primo. Con el culo totalmente relajado, no tuvo problemas para penetrar a Daniel.

-¿Te gustó tanto? -preguntó Martín entre jadeos. Adoraba eso de su primo. El como permitía que sus caricias le hiciesen perder toda vergüenza, el cómo no temía pedir por más.

-¡Demasiado!

Daniel, con una mejilla aplastada contra la cama, miraba de perfil a Martín extasiado mientras usaba sus manos para separar más sus glúteos, en un intento de que Martín entrase lo mas posible en su interior. No quería ningún tipo de sexo de cuentos de hadas, no quería que Martín le consintiese. El ya había hecho eso. Ahora necesitaba que su primo lo tratase como una puta.

-Hazme mierda -le pidió-. ¡Jódeme Martín, jódeme como nunca!

Las embestidas de Martín empezaron a arrancarle un gemido a ambos. Aunque Martín ya directamente gruñía. La estimulación que le había dado a Daniel no lo había dejado sin efectos. Estaba al borde, y el que el cuerpo de Daniel fuese tan febrilmente caliente no ayudaba. Pero si no podía aguantar mucho, menos podía su primo. Por lo que le daría con toda la potencia posible.

Daniel sentía el miembro de Martín deslizarse dentro y fuera de su culo, y no entendía cómo algo así podía sentirse tan bien. Era como si el único propósito de su vida fuese ser poseído por Martín.

Daniel empezó a correrse, lanzando un gemido alagado, y varios entrecortados mientras su miembro descargaba sus fluidos contra la cama.

Martín soltó un grito reprimido cuando alcanzó su clímax, dejándose caer sobre la espalda de su primo y siendo presa del gusto más extenso que alguna vez había tenido.

-Wow -soltó finalmente Daniel al recuperar el aliento.

-¿Por la chupada o la cogida? -quiso saber el rubio.

-Ambos. Se sintió genial.

-Misma pregunta anterior.

-La chupada -respondió esta vez, con un tono de una persona drogada-. Se sintió fuera de este mundo.

Martín sonrió satisfecho. Dejando que su ego subiera un par de puntos. Otros más al recordar cómo se puso Daniel de desesperado luego de ese "beso".

-Lo tendré en cuenta para otros encuentros -habló Martín.

-Mas te vale -replicó Daniel, girando el rostro a verlo con una sonrisa insinuante-. Porque necesitaré varios de esos para poder devolverte el favor.

Martín sonrió. Y llevó su mano hacia el cabello de su primo, revolviéndolo.

-Aprenderás del mejor.

Daniel no podía estar más de acuerdo.

Nuevas ExperienciasWhere stories live. Discover now