¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Tú nos ayudarías a encontrar el Briontiz?—interrogó Rose, sin mentiras.
—Claro, vengo de Europa, allá hay mucho material—respondió amablemente.
—¿Y a cambio que quieres?
—¿No es obvio? Quiero un viaje al futuro.
Nos miramos confundidos. ¿Acaso lo sabía? La chica se giró y empezó a caminar, la seguimos rápidamente.
—¿Cómo sabes qué...?—me aclaré la garganta.—¿De qué hablas?
—No se hagan los desentendidos, sé muchas cosas aunque no lo crean—respondió simple.
—¿Deberíamos confiar en ella?—susurró Blythe.
Me encogí de hombros, en realidad no sabíamos nada de ella pero si tenía la pieza que nos faltaba...
Llegamos a una enorme casa blanca y celeste. Mary entró dejando la puerta abierta pero nosotros nos detuvimos.
—Estamos juntos en esto—les dije mientras les daba una rápida mirada.
Ellos asintieron lo cual nos dió confianza a todos.
La casa era enorme, bonita y nada barata. Escuchamos ruidos por el pasillo, al llegar allí nos adentramos en lo que era el sótano.
—¿Sótano? ¿Nunca vieron películas? No es buena idea—murmuraba Rose.
Pero ya estábamos aquí. No podíamos volver.
—Este es el preciado briontiz.
Mary nos mostró un pequeño objeto parecido a un anillo. Lo apreciamos por un momento y Gilbert afirmó, confirmando que era real. La chica sonrió y lo guardó, lo que nos hizo mirarnos confundidos.
—¿Quieren café?
A pesar de que teníamos prisa, el deseo de sed nos consumió a los tres. Los dos chicos a mi lado asintieron pero yo negué con mi cabeza.
Sacó unas tazas de café de no-se-donde y se las dió. Empecé a desesperarme, ¿Cuánto tiempo más debíamos estar aquí?
—Despreocúpate Grace, mis intenciones son buenas—avisó Stuart.
Ladeé mi cabeza, aturdida.
—¿Cómo sabes mi nombre?—la sonrisa que tenía en su rostro se torció un poco ante mi pregunta.
Retrocedí lentamente, esto estaba mal. Se escucharon ruidos de tazas rompiéndose, y yo giré rápidamente a ver a Gilbert y mi hermana, ahora desmayados.
Me cubrió la boca y yo grité. Le pateé la rodilla zafándome del agarre, ella se recuperó velozmente y me tomó del brazo muy fuerte. Aproveché la ocasión para agarrarla del mismo brazo y darla vuelta, tirándola al suelo y haciéndola gemir de dolor.
Pensé en huir pero no podía irme sin mis amigos. Los sacudí intentando buscar alguna reacción positiva. Mary me tomó de los hombro tirándome hacia atrás y lastimando mi espalda. Me paré en un rápido movimiento y llevé mi pie hasta su cara, pero fue en vano ya que lo esquivó y tomó mi pierna tirándome al piso otra vez. Traté de recuperarme pero agarro un ladrillo y me golpeó en la cabeza, dejándome inconsciente.
Al levantarme me encontraba atada a una silla, en cuanto me giré vi a Rose y Blythe en la misma situación. Me dolía la cabeza, por el impacto del ladrillo, pero el asunto me mantenía despierta.
—Al fin despertaste, Ger, o querré decir Chica-Que-No-Volvera-Al-Presente—dijo Mary.
—¿Por qué haces esto? Te daríamos el viaje que querías...—dije sin fuerzas.
—Si yo los traicioné... ¿por qué ustedes no lo iban a hacer conmigo?
—Quieres decir que nos dejarás aquí sólo por tu estúpida desconfianza en la gente—murmuró Gilbert.
—Que lastima que ya me iba... con el briontiz y...
Levantó su mano, mostrando que tenía el reloj que nos haría viajar en el tiempo.
—¡No!—grité.
Nos quedaríamos sin posibilidades de volver a nuestro tiempo, no quería quedarme aquí.
—Cállate, o te pondré cinta como a tu hermanita—respondió malhumorada.
La miré y confirmé que Rose tenía cinta en la boca, seguramente por gritar. La chica se fue riendo y gritando un "Les dije que sabía más cosas de lo que creían".
