Otoño

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El otoño había regresado, a un año de que todo ocurrió.

Estaba finalizando mi segundo semestre de universidad, las hojas caían haciendo una leve danza ante el aliento cálido del viento, las hojas marrones se desvanecían ante mis pies, abrazaba mis libros con tanta fuerza, que no me di cuenta cuando llego Fernanda a mi lado.

F< Reginaaa!! Te estoy grite y grite y no me haces caso.

R<Perdon, no te escuche.

F<Lamento decirte que  parecía que estuvieras centrada en las hojas, recordabas a alguien?.

Si, creo que esta niña como psicóloga si la hacía.

R<No te atrevas a leerme.

Retrocedió con las manos y agachando la cabeza.

F<Lo siento lo siento, no lo hare, tampoco quise hacerte sentir incomoda, es solo... me preocupa que en estas épocas pareces más distraída de lo normal.

Asenté con la cabeza e hice una sonrisa dolorosa.

F<Bueno vamos a la cafetería, tengo hambre y se me antojo un sándwich

Me tomo del brazo y comenzamos a caminar por el campus.

Ingrese a la facultad especializada en derecho, si ¿por qué no?, convertirme en la próxima chupa sangre en tan larga línea de tan noble profesión, se oía prometedor ante Frederick, claro que él no sabía mis segundas intenciones. Justo al lado del edificio se encontraba la unidad de psicología donde conocí a Fernanda, debido a que un día ella se quedó dormida y yo desde la otra planta le lance una bola de papel antes de que su profesor le atizara con una regla de madera de al menos un metro de alto, sin embargo ese día a mí me castigaron y si fue mejor mi reprimenda que ver a alguien se golpeado por una vara dura de madera.

Desde ese día se hizo mi amiga y siempre esperaba a que yo saliera ya sea para comer o irnos a casa, la facultad era de gran prestigio y por ende la mejor opción que Frederick había elegido para mí, por alguna extraña razón el insistió en quedarme, pues según él, las demás facultades eran solo puntos muertos, donde solo aprendería a ponerle precio a la libertad de los clientes, me sonreí por dentro, Frederick quería que yo fuera mejor persona, y mejor que él como profesional, pero era claro que no era un buen ejemplo, en el salón no tenía un solo amigo , debido a que estaba rodeada de gente con dinero, pero no era su dinero lo que me molestaba, era ese modo tan feo de ser que tenían las personas, una en particular era un inmenso grano en el trasero, Carlos, quien era hijo de un petrolero y quien siempre buscaba acostarse con toda la que se pusiera frente de él, de cierta manera él también tenía que ver con el hecho de que nadie me hablara, pues según sus "Informantes", yo era la puta de un catedrático, pero dejo de difamarme cuando Frederick mando a sus matones a la escuela y lo golpearon, con el propio consentimiento de su padre pues Frederick lo tenía cubierto en sus fraudes.

Desde entonces él se mantenía al margen al igual que los demás, eso no me importaba, solo deseaba terminar la maldita carrera.

F<Y dime ya viste tus notas?

R<Hablas como las niñas americanas.

F<Perdón, perdón, ya viste tus calificaciones?

R<Si, extrañamente pase seminario en derecho penal, pensé que tendría que avisar que me iría a extra pero al parecer no será así, y tú?

F<Tampoco reprobé ninguna, pero estaré encerrada en casa hasta mediados de Diciembre, mi madre quiere invitar a mi abuela a pasar la navidad con nosotros, y yo quería de verdad de verdad quería ir a machu pichu!!!! Aaaaaa Regi habla con mi madreee dile que me deje ir contigo.

R<Estas loca? ni siquiera yo voy a ir tan lejos, tendré suerte si llego a tocar siquiera la puerta de la entrada.

Frederick me había anticipado que no me dejaría salir, hasta que estuviera completamente preparada para el siguiente semestre, pero yo sabía a la perfección que se debía a que no quería que visitara a Bruno en el cerezo.

F<Que mala suerte, vaya ahora ya no tengo por qué quejarme, oye y por qué tu tío es tan opresor?.

Era obvio que le había ocultado ciertos detalles de con quien vivía, ya que sería bastante raro para ella saber esas cosas y que piense que soy una puta cualquiera que se vende.

R<Desde que mi madre murió, él está devastado y con temor de perderme a mí también, es comprensible.

Ya no dijo nada, solo llegamos a la cafetería y nos sentamos a comer.

ReginaWhere stories live. Discover now