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Cuando probé la belleza física, comprendí que el interés por alguien va más allá.
Nunca he entendido bien las modas, el querer aparentar frente al querer mejorar nuestro yo más íntimo.
El arreglarse para mí, nunca empezó por los colgantes, ni frente al espejo. Empieza desnudando miedos, buscando imperfecciones y aceptando quiénes somos.

Mi historia comienza con la historia del descubrimiento. Embarcándome a lo desconocido. Lanzándome a la conquista del mundo.

En mi barco de pensamientos, naufrago cantando melodías, confieso que las mejores están escritas en braille, solo para ciegos. Para los que crean en el amor, a primer sentimiento. No me gusta recitarlas. Soy más de odiar a quién me gusta y temblar a escondidas.

Y aunque al principio de cualquier relación, soy tímida y muy mía...acabo por querer empaparte de agua, meternos en charcos...y que lo único que se ensucie, sea la ropa.

Estoy convencida de que nuestro destino, no está hecho de suertes. La receta la cocinamos nosotros. A fuego lento. Por eso quizás tarde más de ochenta días en realizar este viaje a la conquista del mundo. Quizás me suponga una vida llena de arduas mareas y un frente imposible que me provoque las ganas de querer darme la vuelta.

Siempre he demostrado con actos, nunca he sido de llevar un timón con palabras vacías. Es casi imposible sacarme un "te quiero", pero si lo consigues, es que vas por buen rumbo, a la conquista de mi alma.
Pero de eso no te preocupes, si eres constante y me demuestras interés, acabaré embarcándome con mi pequeño bote.

Tengo miedo, pero eso no me hace resbalar en la proa, ni querer abandonar el barco. Me hace querer sujetarme más fuerte al timón. Eso es valentía.

Cómo conquistadora, quiero seguir sembrando almas, conquistando tierras, no muy lejanas. Lo bonito es embarcarse a la aventura con lo poco que se tiene, buscando lo mucho que te falta. Cómo bien dijo uno de los tripulantes, "si te entregas al miedo, nunca avanzas". Así que no me entregaré, sólo le dejaré ser un conocido en mi lista de contactos. Y quizás con suerte acabe venciéndole.

Cuando llegue a tierra, no pienso esclavizar para que me quieran, sino que pienso sembrar para cultivar tierras fértiles y trabajadas. Y si aún trabajándolas, no sacase fruto, me quedaría a regarlas en su justa medida. No demasiado, por si mueren ahogadas.

Me encanta tocar tierra, pero no colonizarla. Navegar en busca de un alma. El problema es cuando hay que arriesgarse, entregarla a la persona. Porque en el momento en el que te sientes semilla, y quieres ser plantada, te arriesgas a germinar y ser regada o a morir, como a muchos les pasa. Arriesgarse a enamorarse o decepcionarse, cosa humana.

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⏰ Last updated: Jan 22, 2019 ⏰

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Sonrisa preciosaWhere stories live. Discover now