Dos golpes suaves y delicados en su puerta lo obligaron a abandonar su concentración. Teniendo en cuenta que había dado la orden de ser interrumpido solo si alguien moría, había un incendio o peor aun, si su madre requería su presencia, temía que la causa fuera la última.
—Adelante —pronunció y se giró en la silla para ver a su ayudante personal—.
—Príncipe Minseok, lamento molestarlo pero la Reina solicita su presencia inmediata.
—¿Príncipe? —se burló con desgano— Si me estás llamando por mi título debe ser algo grave, Sehun.
La falta de sonrisa alguna en su confidente debió alertarlo pero decidió no entrar en pánico.
—Dile que la veré en un rato, me gustaría terminar esta parte de mi tesis antes de que vuelva a bloquearme y entrar en crisis. Y créeme, no quieres eso.
—Lo siento pero tengo órdenes estrictas de regresar con usted en —miró su reloj— menos de cinco minutos.
—De acuerdo, de acuerdo —guardó el avance de su archivo y se dispuso a ponerse en marcha—. ¡Vayamos a ver a mi adorada madre!
Durante el largo camino que separaba los aposentos de la familia y la sala de reuniones donde lo esperaban, Minseok intentó sonsacarle alguna pista o, al menos, una palabra a Sehun pero este se mantuvo en silencio. Eso solo podía significar que tenía conocimiento sobre la razón de la urgencia en la llamada y era algo para temer.
Al llegar, el ayudante llamó a la puerta y esperó el permiso para abrirla.
Minseok ingresó a la estancia y no pudo ocultar su sorpresa al descubrir que no había nadie del personal apostado a los costados en espera de órdenes y que además de la Reina, su padre también estaba presente.
—No sé qué clase de problema me adjudican esta vez pero juro que no fui yo —se atajó en defensa ante una probable reprimenda—.
—¡Kim Minseok! —la aguda voz femenina rompió la calma— Esas no son las formas de dirigirte a tus padres. Ni un plebeyo omitiría el saludo apropiado.
—Mamá, estamos a solas y teniendo en cuenta la prisa con la que me hicieron venir, dudo que quieras detenerte a conversar sobre mis modales.
La mujer estaba más que dispuesta a lanzar un contraataque pero la mano de su marido en su antebrazo la detuvo. Entendió que lo mejor era evitar las distracciones y abordar el futuro problema entre manos.
—Querida —el Rey dijo con voz profunda y conciliadora—, mejor hagamos esto con rapidez. Así Minseok volverá para seguir con su tesis y nosotros podremos comenzar a encargarnos de la organización del evento.
Ahora sí que Minseok se sentía embargado de preocupación. El tema a tratar era lo suficientemente importante como para que su madre no aprovechara la oportunidad de una pequeña discusión.
—Papá, ¿qué es eso que quieren decirme? —preguntó con curiosidad—
—Hijo —empezó y sin embargo, no continuó sin antes tomarse un momento—, no estoy seguro cómo se debe decir algo así —siguió dudando con la esperanza de encontrar palabras correctas—. Como sabrás, estamos atravesando una crisis; el pueblo no encuentra un apoyo seguro en nuestra monarquía y los grupos que buscan abolirla se multiplican en diferentes ciudades. A este paso, es cuestión de tiempo antes del final de la familia real.
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Los trajes maravillosos del inventor (chenmin)
HumorLa estabilidad de la familia Kim se ve puesta en peligro por el crecimiento de los grupos que esperan la caída de la monarquía, por lo que piensan que una unión con otro reino podrá reforzarlos. Por desgracia, eso equivale a que Minseok despose a un...