Inspiración

Demasiado es demasiado

*Habla Lori

Después de pasar una de las navidades más bonitas que jamás hubiésemos podido imaginar ninguna de las dos y que estoy segura nunca olvidaríamos, había que bajar de la nube y volver a la realidad, aunque esta realidad también nos encantaba.

Volvimos los cuatro a Dublin pero Pat y Alex debían marcharse a New York, así que fuimos a despedirles y esta vez eramos nosotros los que nos quedábamos.

Marco y yo nos encargamos de recoger todo de nuestros respectivos apartamentos y hacer la mudanza al precioso ático que ellos ya se habían encargado de alquilar. Pese al relativamente poco tiempo que llevavamos Pat y yo en la ciudad no se de que forma pero habíamos acumulado demasiadas cosas.

Tardamos en terminar de realizar toda la mudanza unos cuantos días ya que a él le quedaban unos días de grabación y yo me quedaba sola acomodando la casa mientras él iba y venía y me ayudaba los días que tenía más libres.

El ático quedó precioso, estaba deseando que Alex y Pat llegasen para que viesen como nos lo habíamos currado y empezar esta nueva aventura todos juntos.

Estos dos meses que Alex y Pat estuvieron fuera, aquí en Dublin fueron muy ajetreados, entre la mudanza, el nuevo trabajo que le habían ofrecido a Marco el cual le mantenía bastante ocupado, sobre todo por el tiempo que pasaba machacandose en el gimnasio, ya que este nuevo papel requería que estuviese en buena forma física, y cosa que yo agradecía totalmente, pensé que Marco no podía estar mejor de lo que estaba pero desde luego que me equivocaba...

A parte de todo esto, debía encontrar trabajo rápidamente, no quería ser una carga y ya hacían demasiado por nosotras así que fui al lugar  donde sabía que no tendría problemas para encontrar trabajo de manera rápida y fácil, en un bar de copas.

Esa misma noche estaba esperando que Marco saliese del gimnasio y llegase a casa para contarle la buena noticia. Escuché el sonido de las llaves y corrí hacia la puerta:

Lori: ¡Por fin llegaste! Tengo que darte una noticia.
Marco: ¿Buena? Sí por la cara que pones lo es... A ver sorprendeme.
Lori: Si... es muy buena. -Le dije muy sonriente-. ¡Conseguí trabajo! Bueno no es gran cosa pero por ahora me sirve.
Marco: ¡Genial! ¿Y dónde es?
Lori: En un bar de copas cerca de aquí. - la cara de Marco cambiaba por momentos, estaba claro que no le había hecho mucha ilusión al saber de qué se trataba-.
Marco: Bien.
Lori: Ya veo que no te ha hecho mucha gracia...
Marco: No es eso... me alegro que hayas encontrado trabajo pero entiende que ese especialmente no es algo que quiera para ti.
Lori: Sí pero será algo temporal, te lo prometo, sólo será hasta que encuentre algo mejor, además le hace falta más personal y quizás pueda ayudar a Pat para que entre a trabajar conmigo. Nos vendrá bien a todos.
Marco: Está bien... ven aquí anda. - me dijo acercándome hacía él para abrazarme y darme un pequeño beso en la frente-.
Lori: Creo que necesitas una ducha eh, estás un pelin sudado -le dije tocándole el pecho el cual pude notar mojado aún de sudor y mirándole con cara un poco perversa-.
Marco: Puede que necesite un poco de ayuda...
Lori: ¿Ah si... ? Pobre... Estarás muy cansado. Yo estaré encantada de echarte una mano.
Marco: ¿Sólo una?
Lori: Madre mía y las que quieras. - ya no pude aguantar más y salté sobre él.

La verdad que Marco y yo tuvimos el placer de disfrutar del ático antes de que llegasen Alex y Pat y aprovechamos la ausencia de estos dos para que engañarnos, cuando llegasen no sería lo mismo.

Y sin darnos cuenta pasaron dos meses y ahí nos encontramos de nuevo los dos en el aeropuerto dándoles la bienvenida y llevándoles a su nueva casa.

Pat estaba entusiasmada, tenía muchísimas ganas de llegar por fin a casa y estar los cuatro juntos. Tuvieron una buena idea los chicos ya que entre sus tantos viajes ninguna de las dos nos quedaríamos solas y al mismo tiempo podíamos vivir con ellos sin estar pagando 2 alquileres y que decir de la casa, era un lujo poder vivir allí.