Parte 1: Conóceme.

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El viento golpea inminente contra la ventana, el frío se cuela por debajo de la puerta, pero, todo marcha correctamente, mis brazos contienen una hermosa cabellera con agradable olor a lavanda, un hermoso rostro que pinta mis días de felicidad, Sarah continúa durmiendo plácidamente en lo que fue una de las mejores noches de mi vida, ingenuamente ella suele descansar tranquila, creyendo que mis llegadas tardías se deben a la gran carga laboral que mi empresa de consultoría financiera implica... Pobre de ella.

Lentamente muevo el cuerpo de Sarah hacia un lado de la cama, mis pies se posan sobre un frío piso de madera, mi celular ha recibido un mensaje nuevo que dice:

"He llegado bien a casa, espero podamos vernos pronto y repetir. Te amo. Kelly"

El agua golpea como rocas en la ducha, el implacable frío se cuela por cada espacio posible, y el agua caliente está fría para su caída al piso, pero en mi mente no deja de sonar una frase de la gala de la noche anterior "El genio, el innovador, el mejor en su negocio, el gran Robert Walker". Los mejores empresarios del año reunidos en un solo lugar, y el reconocimiento al innovador del año, ahora en mis manos, cuando nadie lo creía tan siquiera posible luego de apenas un año de entrar en el negocio de las finanzas y cazar a los mejores economistas y analistas de la ciudad. Todos hablan de mí, algunos dicen que soy un estafador, otros dicen que ayudo a elaborar grandes desfalcos y evasiones fiscales, pero nada de eso es cierto, o bueno, la mayor parte.

Todos conocen mi actual situación, mi rotundo éxito, pero casi nadie conoce el esfuerzo y la dedicación detrás de mi plausible acierto. Antes de juzgarme, debes conocerme.

No crecí con grandes lujos ni facilidades, mis padres me dieron todo lo que podían: colegiaturas, libros y el dinero del colectivo. Eran épocas difíciles y mis padres continuaban creyendo y apoyando el estudio de mi eh... Hermano... y el mío también. Cada vez más la religión de mis padres parecía ser menos apropiada para mí, se me hacía muy difícil creer en una deidad que no tenía misericordia de la enfermedad con la que mi padre bregaba y parecía que cada vez empeoraba más. Intenté vivir hasta el último momento y disfrutar la sonrisa, la alegría y el cariño de mi padre hasta que ese maldito día llegó. Luego de tanto verle sufrir, parecía que la muerte era más un regalo que algo del que emitir quejido. No había mucho que decir, las palabras no salían de mí boca, mi garganta era un nudo, mis ojos se inundaban de lágrimas, y aunque yo no creía en ello, mi padre decía que iba a estar en un lugar mejor. El tiempo de decir adiós acabó y... junto con ese ataúd, se enterró la mitad de mi vida.

Mi madre parecía delirar cada día con los recuerdos de mi padre, su dolor parecía crecer cada vez más y su cordura se debilitaba con el pasar del tiempo, la vi sonreír por última vez antes de la partida de mi padre, y luego de eso, sus ojos revelaban el reflejo de un alma vacía y desolada, que moría de amor y deseaba regresar el tiempo y solo tomar una vez mas las manos de su eterno amor, mi padre.

Mi hermano y yo decidimos que lo mejor para mi madre sería internarla en un asilo a poca distancia de casa y visitarla cuando el trabajo o el estudio lo permitieran, ya que, para poder subsistir ambos debíamos trabajar y aportar económicamente al hogar. Eventualmente él se tituló en la carrera de relaciones internacionales y yo continuaba con todas mis fuerzas en la facultad de economía y finanzas. Para cuando pude reaccionar, mi hermano había abandonado a mamá, su parte de la cuota ya no llegaba, y las deudas se acumulaban cada vez más en el correo. Yo no podía para más, el dinero no era suficiente, y aunque en los estudios todo marchaba bien, sabía que tarde o temprano nos iban a embargar.

En los días más difíciles e inciertos solía ir a la biblioteca y leer "Reflejo de mis ojos" así como libros de economía y filosofía que parecían aliviar mis deseos de morir y desaparecer. Mi hermano jamás escribió, jamás supe dónde había ido, pero si sabía que había traicionado a mamá, y para mi él ya no existía más.

Ante el frío de tus manos.Where stories live. Discover now