—Rouse, me asustas con ese grito. —Preguntó. Sacando una enorme maleta escondida detrás del muro, algo que parecía ser el bulto de una persona.
—¿Qué tienes ahí? —daba mala pinta, ya que en verdad parecía marcarse las extremidades de un cuerpo.
—Ya lo sabrás—le guiño un ojo, comenzando a sacar varias cosas, hasta sacar un cuadro que él mismo había hecho, haciendoselo entrega a la rubia— Toma, mi Rouse...
Ella todavía seguía en la admiracion al regalo que le había dado el joven: un vivo y pintoresco retrato, en que que estaban los dos plasmados durante el tiempo que convivieron en su adolescencia, un momento memorable que se componía de risas al recordar aquellos tiempos tranquilos y amistosos.—Es precioso, no puedo creer que hayas dibujado todo eso.—tomo el cuadro en sus manos para verlo más cerca, tenía tantos colores y el realismo era impresionante, sintió la necesidad de apreciar eternamente cada detalle de forma minuciosa.
—¿Te gusta? Todavía tengo más cosas que darte.
—Trunks...
—Pasamos mucho tiempo lejos, quiero recomponer todo ese tiempo con lo que te hubiera regalado cada cosa que traigo ahora. —explicó, sin salir de su papel alegre, el muchacho sentía nervios al observarla todavía contenta con el cuadro en sus manos.
Sin poder formular alguna respuesta concreta, comenzó a vacilar con palabras para él, quienes reían al no captar nada de lo que se habían hecho.
—Trunks, ¿no prefieres mejor pasar a mi casa?
—¿No será mucha molestia? —él se inclino con reverencia.
—No, para nada. Pase usted.
—Después de usted.—respondio, echándose una risa al momento que recogía la maleta consigo.
Ya estaba contando las horas y haciendo espacio en su memoria para acordarse de todo y poder compartirlo con su amiga; no para divulgar a boca grande lo que pasarían entre ambos con otras personas, sino para expresarle su felicidad y agradecimiento ya que sin ella no hubiera conseguido ningún regalo. A Rouse el primero que tenía ya lo sentía amar, y no dudo en ir dándole las gracias.
°°°
Venía bajo el sol potente de la tarde, con gotas de sudor tras el intenso calor, a pesar de seguir estando en parte del invierno, ya sentía que se le deslizaba por los dedos las mañanas tan frías.
Kyabe cargaba su guitarra en la espalda, para así tener sus manos libres en ir bebiendo algo de su botellón.
Hacia meses que se decidió a salir de su casa, en busca de que encontraría lo mejor estando en una ciudad de prestigio por antigüedad y costumbre, pero hasta el momento su vida era apenas equilibrada entre sus gastos personales y los que debía aportar para su madre.
De forma honrada se ganaba la vida, o la muerte quizá tras las cuerdas de su guitarra, pero siempre con la esperanza de que disfrutaba sus días. Tenía un lugar cálido para reposar por las noches, y siempre algo que llevarse a la boca, así como un trabajo de medio tiempo, nunca se quedaba sin superarse.Llegó hasta la parada de un autobús, esperando a cualquier ruta llegar par pedir permiso al conductor en tocar por un trayecto a los pasajeros, mientras esperaba decidió tocar de forma sutil algunas notas, llamando la atención de alguien.
—Esa canción...
Éste alzó la vista para toparse con un señor de mediana edad, quien tenía una peculiar mancha roja en la camisa, un hombre con un rostro dolido, como si sufriera en algo.
Sin embargo no le contesto más que con una media sonrisa.
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El galán [AU-DB] #PacmanAwards2019
FanfictionLas muchachas solamente palidecian al verle caminar por las calles, unas cubiertas de sonrojo por todo el rostro, otras gritando su nombre, y el sujeto caminaba con estilo y gracia, con unos audífonos puestos sobre aquella tarde de cielo despejado...