Quiero Que Me Quieran [CL #1]

5 | ¿Qué esta pasando?

-Al fin en casa-dije mientras me dejaba caer sobre mi cama y tomaba mi teléfono.

Busqué la fotografía del número de Jonathan. Quería comprobarlo. Parecía ser real, aunque era muy extraño.

Agendé el número con un poco de desconfianza. Tal vez luego me serviría de algo.

Era muy extraño su comportamiento. Siempre actuó descortés conmigo, y siempre obedecía a todo lo que le dijera su novia. Parecia ser más su esclavo que su novio, pero hoy fue ser distinto.

Me asomé a la ventana que tenía frente a mi cama.

Observé mi reflejo por un tiempo. Había cambiado algo.

Si más bien lo recuerdo, tres personas me miraron fijamente, y dijeron comentarios bonitos sobre mí. Actuaron extraño.

No había relación alguna entre Connor con Oliver y Jonathan, así que no creo que hayan planeado todo esto para molestarme... a menos que sí.

Ya me estaba dando vueltas la cabeza. Era mejor dormir y esperar a ver que ocurría.

A la mañana siguiente desperté algo tarde, y perdería el autobús que me lleva al centro. Lo malo de trabajar en una cafetería era tener que despertarse antes de que salga el sol, pues muchas personas en la ciudad desayunaba allí.

Salí de mi casa apurada sin siquiera despedirme de papá. No comi nada y aún estaba algo adormilada. Este sería un día largo.

Me dirigí a la parada del autobús. Pero estaba vacío. Seguramente mi autobús se había ido. ¡Genial!

Me senté rendida. Eran más de cuarenta cuadras para llegar a la cafetería y llegaría tarde. No quería decepcionar a Gloria. Jamás en mis cuatro años allí había llegado tarde. Creo que hay una primer vez para todo.

Empecé mi camino. Definitivamente tenia que empezar a caminar más seguido. Estaba en pésima forma. Cinco cuadras después ya no quería seguir. Era demasiado temprano y hacía algo de frío. Me maldecí por no traer una chaqueta.

-Hey, ¿te llevo?

Ignoré la sugerencia del hombre en el coche que se acercó a mí. Ni siquiera volteé.

Me asustaba estar a esta hora sola en la calle, y que ese estúpido me ofreciera transporte no facilitaba las cosas.

Tocó la bocina y me inquiete aún más.

Adelante el paso.

-Serena.

¡¿Cómo rayos?!

Volteé y se trataba de Jonathan. Creo que prefería al acosador.

-¿No quieres que te lleve?

-No sabia que tenías un coche propio.

-Si. Regalo de mi padre hace un año. Hace mucho que no me veías.

Era un coche lujoso debo admitir.

El padre de Jonathan era uno de los mejores abogados de la ciudad de Chicago. No perdía ningún caso. Su madre era una reconocida neurocirujana. Y Jonathan... bueno, Jonathan vivía de su dinero y con suerte pudo pasar la secundaria. Ahora no tengo idea de a qué se dedicaba.