C a p í t u l o 17

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Laguna mental

Todoroki Shouto ni siquiera podía comprender lo que había hecho. Midoriya Izuku le veía con confusión creciente, tal vez un poco de sorpresa, mientras Hitoshi casi parecía querer asesinarlo.

— ¿Todoroki Shouto? ¿Qué haces aquí? —preguntó Shinsou, probablemente intentando que mordiera el anzuelo y enviarlo lejos de allí.

«Ni yo mismo lo sé», pensó el chico sin responder, y evitó ver a Izuku mientras pudo.

Aun así, la rabia no se iba.

—T-Todoroki-kun, ¿qué...? ¿Cuándo llegaste? —cuestionó Izuku, muerto de nervios y muy avergonzado.

Pero fue ignorado mientras el otro par de chicos se veían con una atmósfera oscura; probablemente de ganas de matarse entre ellos como un par de animales sin intelecto.

—Aléjate de él, Hitoshi —le reclamó el bicolor, en un susurro rabioso.

— ¿Qué dijiste? No escuché —replicó el de cabellos púrpuras, anticipando su victoria con una sonrisa mínima.

Sin embargo, Todoroki no hizo otra cosa más que crear un camino minúsculo de escarcha desde su lado derecho. Muchas cosas estaban fuera de control en su mente, incluso su quirk.

—Chicos, ya basta —pidió Izuku, pero su voz no fue suficiente para llamar la atención de ese par de bestias.

Una bruma muy extraña embotaba la mente del semialbino, pero a la vez se sentía un tanto avergonzado de todo ello. No era capaz de ver a Izuku, pero ya que estaba ahí no iba a retractarse.

—Todoroki-kun, ¿qué ocurre? —preguntó esta vez Izuku, alarmado por ver a los dependientes interesados en el aparente problema que se estaba formando en su mesa.

Shouto no quería ignorar a Izuku, pero es que verlo era casi imposible. No podía dejar de mirar a Shinsou con rabia mientras él solo sonreía, astuto.

—Chicos, ya dejen de pelear —insistió Midoriya, que ya se veía a sí mismo pidiendo disculpas al gerente del establecimiento y teniendo que explicarle a All Might lo que había sucedido, además de ser vetado del lugar y no poder ir allí a leer sus cómics en las tardes libres.

Lo que sea menos eso.

Todoroki sintió un jalón en su manga, y luego de desviar su vista se encontró cara a cara con los ojos verde esmeralda mirándole suplicantes.

—Lo siento —dijo Shouto volviendo en sí.

Estaba siendo una molestia para Izuku, y eso era imperdonable. Seguro ya le había arruinado la tarde.

Y antes de que pudiera marcharse con la poca dignidad que aún conservaba, Shinsou se atrevió a decir.

— ¿Qué? ¿Acaso ustedes están saliendo?

Shouto se paralizó en plena zancada mientras Izuku chilló como cochino en matadero. El de cabellos esmeralda empezó a negar con movimientos exagerados propios de Iida y Todoroki solo se quedó quieto, como perdido.

— ¿Que no ves que lo incomodas? —reclamó Hitoshi a Todoroki.

Y lo peor es que tenía razón, Izuku lucía muy incómodo, a decir verdad.

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