🦀

3.6K 288 453
                                    

Era exactamente un 16 de enero que la familia Haruno fue de paseo a un pequeño pueblo costero para pasar unas pequeñas vacaciones de dos semanas junto a sus parientes que de igual manera iban a ver a la más anciana y sabia de toda la familia.

Todos estaban cómodos y conversando alegremente unos con otros. Contándose anéctodas sobre sus vidas en las distintas ciudades modernas y que tan distinta era a comparación de vivir en ese pueblito donde crecieron.

-¿Y cómo le va a Saku en la escuela? -Preguntó la mujer bastante mayor que tomaba té mientras veía a su hija comer sus deliciosas empanadas de queso.

-Nos salió bastante inteligente. Sus notas hasta ahora van excelentes -Le respondió apenas pudo tragar la masa con gran gozo- También tiene muchas amigas, pero no me caen tan bien, son unas niñas mimadas -Hizo una mueca.

-No la estén forzando tanto a mi nietita -Advirtió frunciedo su ceño- A penas tiene cuatro añitos.

-Mamá, hace unos meses cumplió los ocho -Rió limpiándose con una servilleta.

-Lo que sea -Hizo un gesto con su mano para después tomar otro sorbo de su té, pero antes dijo:- Hablando de ella, ¿dónde está?.

-Estaba un poco molesta, no sé donde estará -Comenzó a buscarla con la mirada, a ver si la identificaba entre la multitud de familia que estaba dispersada en todo el jardín, pero no la vió- Quizás fue al baño.

-¿Sabe dónde está baño? -Vió a su hija con una ceja alzada.

Y esta se preocupó inmediatamente.

Por otro lado, puedo asegurarles que Sakura estaba muy bien, aún seguía molesta, pero no le había pasado nada peligroso.

La pequeña peli-rosa caminaba sin un destino fijo, sólo bajaba por la vereda y algunas veces por las escaleras. En serio no le gustaba el lugar donde la habían llevado a pasar sus vacaciones, apestaba a pescado y hacía mucho frío. Sus amigas fueron a ciudades verdaderamente lindas, hasta a otros países, pero ella tuvo que ir casi dos días en auto para llegar a la casa de su abuela que no estaba tan mal, sin embargo, ya quería irse.

Además, nadie le hacía caso. Todos le peñiscaban sus mejillas sonrosadas o tocaban su cabello sedoso y particular, eso era muy molesto, ni siquieran le hablaban, sólo la alagaban unos segundos para seguir con la charla de adultos.

¿Quién les entiende?.

Por eso aprovechó para por lo menos pasear sin que nadie le diga nada, y menos peñiscarle sus mejillas. A pesar de cansarse en bajar por las calles, pues este pueblo empezaba desde la mitad de la colina y terminaba en las costas de la playa.

Esperen, ¿playa?, ¿océano?, ¿arena?, ¿playa?.

No dudó en ir un poco más rápido hasta donde se podían ver aún como gente llegaba con sus sombrillas y sillas desplegables.

Miles de niños haciendo intentos de castillos de arena, personas bañándose en el agua y otras descansando en la misma arena mientras disfrutan los últimos rayos del sol antes que se esconda y venga la noche. Era un poco de lo que podía observar.

¡Hasta lindos botes navegando lejos de ahí!.

-Oye niña, ¿te perdiste? -Escuchó a sus espaldas. Se giró un poco nerviosa para encontrarse con una mujer peli-negra y su expresión neutra viéndola fijamente.

Sakura negó con una pequeña sonrisa, a pesar de que si lo estaba un poco, y se alejó caminando hasta llegar al comienzo de donde empezaba la arena. Ahora recordaba porqué no le gustaba tanto la playa. La fastidiosa arena entre sus deditos le incomodaba un montón, y más que ahora traía unas zapatillas con calcetines.

𝐌𝐈 𝐀𝐌𝐈𝐆𝐎 𝐄𝐋 𝐒𝐈𝐑𝐄𝐍𝐎 ❝ ❞ ˢᵃˢᵘˢᵃᵏᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora