Cuando Todoroki Shouto llegó frente a la oficina del director, lo primero que vio a través del cristal de la puerta fue al enojado chico rubio que vestía el uniforme negro gakuran, sentado frente al escritorio del director, todavía siendo regañado. Como siempre, todo su comportamiento reflejaba desafío y obstinación, incluso la forma en que estaba sentado, haciendo pucheros y frunciendo el ceño, con las manos en los bolsillos y una pierna encima de la rodilla. Lo siguiente que Shouto notó fueron los diversos moretones y rasguños que había en toda la cara y los brazos del chico. Ya había recibido un tratamiento médico básico, pero eso no evitó que Shouto sintiera una punzada en el pecho, seguido del calor de la ira.
Shouto llamó a la puerta y cuando el director lo miró, le hizo una señal para que entrara. Shouto abrió la puerta y entró en la oficina.
— Buena tardes. Me pidieron que viniera a recoger a Katsuki—. Shouto saludó al director con formalidad y estoicismo, haciendo la debida reverencia. Shouto notó cómo los ojos carmesí de Katsuki inmediatamente se fijaron en él y reconoció el brillo encantador que se reflejó en ellos. Katsuki parecía tan feliz de verlo, aunque no lo mostró tan abiertamente.
Sin embargo, cuando sus miradas se encontraron, Shouto lo miró con el ceño fruncido y entonces Katsuki también arrugó el suyo con molestia, desviando su rostro y haciendo un gesto arrogante.
— Ah, sí, señor Todoroki, buenas tardes. —El director, un hombre calvo y bajo, habló con voz amable pero nerviosa. Parecía estar haciendo un gran esfuerzo para contener la irritación que Katsuki probablemente le había causado hacía unos momentos, y tratar de hablar amablemente con Shouto, sin mostrar que estaba intimidado—. Lamentamos la llamada repentina e inconveniente, pero, una vez más, tuvimos que hacerlo por el comportamiento violento e inapropiado de su chico Bakugou. Pensé que ya habíamos hablado de lo que sucedería si esta situación se repetía.
—Sí. Me disculpo profundamente. —Dijo Shouto con calma y luego le dio una mirada severa a Katsuki—. Parece que no fui lo suficientemente duro con él la última vez. Me aseguraré de corregir ese error.
Katsuki le sacó la lengua a Shouto y el hombre de cabello rojo y blanco frunció el ceño pero no dijo nada. En cambio, volvió a mirar al director, que parecía aún más nervioso. Estaba haciendo un esfuerzo considerable para encontrar el punto medio entre ser respetuoso con Shouto y mostrar su autoridad como director de Katsuki, lo cual no parecía estar funcionando en absoluto.
—Hemos decidido dejarlo ir con una advertencia nuevamente, teniendo en cuenta las excelentes calificaciones de Bakugou y, por supuesto, la gran ayuda que usted y su... organización siguen brindando a nuestra escuela, pero sería de gran ayuda si pudiéramos evitar la repetición de estas situaciones con el joven Bakugou.
—Sí, entiendo. Por favor, no se preocupe, me aseguraré de regañarlo adecuadamente. —dijo Shouto con calma—. Si no hay problema me lo llevaré a casa ahora.
—S-sí, está bien. —el director no pudo evitar que su fachada de autoridad vacilara bajo la mirada intensa de los ojos gris y azul claro de Shouto.
—Gracias. —Shouto respondió tranquilamente. Luego, se volteó para mirar al chico rubio, todavía sentado en la silla—. Katsuki. Ven, nos vamos.
— ¡Llegas tarde, maldita sea! ¡Este viejo de mierda no se callaba, era tan molesto! —Katsuki se quejó mientras tomaba su mochila y se levantaba de la silla. Shouto frunció el entrecejo.—. ¡Ya estaba-...!
—Katsuki. —Shouto advirtió con voz severa. Katsuki chasqueó la lengua, pero guardó silencio. El director y cualquier otra persona que veía esos intercambios siempre quedaban impresionados cuando pasaban. Estaban tan acostumbrados al indomable Bakugou que no podían evitar sentirse sorprendidos—. Me disculpo de nuevo. —Dijo Shouto tranquilamente. —Con su permiso.
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Adoro la Pasión de tu Joven Corazón (TodoBaku)
RomanceKatsuki está siendo un niño malo en la escuela otra vez y Shouto trata de disciplinarlo. Universo alterno en el que Shouto es un -no realmente malo- jefe de la mafia en sus treinta, que recogió a un chico encantador con una naturaleza salvaje e indo...