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18 🖤 (Primera cita)

  Hermione se dirigía a su clase de Runas Antiguas en medio del conjunto de personas que querían llegar a sus clases.

  — ¡Hermione! ¡Hey, Hermione!— Gritaba una voz. Hermione se detuvo y giró para ver quien la llamaba. Era un rubio que trataba de pasar entre la gente para llegar a la castaña.

  — ¡Draco! ¿Qué fue eso?— Preguntó Hermione cuando Draco se colocó a su lado. Draco, respirando agitado, frunció el ceño.

  — ¿Que fue qué?— Preguntó confundido.

  — Viniste hasta aquí sin empujar a nadie.— Dijo Hermione. Draco sonrió de lado.

  — Vaya que eres mala...— Dijo.

  — No, no digo que deberías hacerlo, digo que es extraño, ya que sueles hacerlo.— Admitió Hermione.

  — Bueno, Granger, las personas como tú cambian a la gente. En este caso para bien.— Dijo y le regalo una sonrisa. Hermione se ruborizo levemente y le devolvió la sonrisa.

  — Bueno, tengo que ir a clase de Runas Antiguas. Trataré de llegar.— Añadió al ver que era imposible llegar a ningún lado.

  — Conozco un atajo, además yo también tengo que llegar a esa clase.— Dijo y la agarro de la mano. Caminaron entre los alumnos y llegaron a un pasillo en el que no había nadie— Por aquí, ven. 

  Corrieron por varios pasillos y finalmente llegaron a la puerta del aula. Aquel pasillo estaba desierto, ni siquiera Peeves estaba ahí. Draco se apoyo contra la pared y Hermione se quedo parada observando sus manos. Nadie hablaba, sólo se escuchaba el sonido de la respiración de ambos.

  — Hermione.— La nombrada levanto la cabeza y lo miro— Me preguntaba si... Me preguntaba si querías ir a Hogsmeade conmigo.

  — Sí.— Respondió Hermione. Draco sonrió— ¿Sería una cita cita?

  — Por supuesto, Granger, creí que eramos... no lo sé, novios.— Dijo borrando su sonrisa inmediatamente. 

  — Claro que lo somos, sólo comprobaba que no estaba loca y pensaba que eramos novios cuando no era así.— Repuso Hermione roja. Draco volvió a sonreír.

  — Bueno, lo mejor sería entrar a clase.— Dijo Draco.

  — Pero no hay nadie dentro. Tenemos que esperar a que la profesora abra.— Repuso frunciendo el ceño levemente.

  — No, la clase empezó hace rato, nosotros llegamos tarde.— Corrigió y toco la puerta.

  — ¿Y por qué no entramos antes?— Preguntó molesta.

  — Porque sino no podría haberte invitado a Hogsmeade.— Respondió y le guiño un ojo, justo cuando la puerta se abrió y ambos tuvieron que entrar.

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  Hermione Granger se miraba al espejo de pie de su habitación, muerta de miedo.

  Draco Malfoy se peinaba su cabello rubio por décima vez, demasiado nervioso para ser cierto.

  Ambos tenían miedo de arruinar su primera cita.

  Ginny Weasley le decía a su amiga que todo saldría bien, que no esté asustada, pero Hermione sacaba las peores conclusiones y se ponía peor.

  Blaise Zabini despeinaba a su amigo porque le gustaba verlo nervioso, pero cuando Draco lo amenazó a gritos, decidió que lo mejor sería tratar de animarlo.

  Ya era hora de la salida a Hogsmeade y Draco esperaba a Hermione en la puerta del castillo. Cuando ella llegó, Draco tuvo que controlarse para que no se le caiga la mandíbula al piso. Se saludaron un poco nerviosos y, luego de la supervisión de Flich, salieron hacia Hogsmeade. Ambos estaban en completo silencio y observaban todo.