Zabimaru Se Muestra. De Vuelta Al Mundo Humano.

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Renji giraba en su cama por enésima vez tratando de conciliar el sueño. Ya era muy entrada la noche, pero Rukia aún no había regresado a su cuarto. ¿Dónde se encontraría a estas horas? Entonces escuchó el sonido de su puerta, la cerró tan suavemente que fue apenas audible. Ella se movía con cuidado por el cuarto, estaba intentando no despertarlo, podía decirlo con seguridad ya que ninguna otra habitación alrededor estaba ocupada. Contuvo la respiración para poder escuchar hasta el último sonido que ella hiciera. Escuchaba sus leves pasos sobre el piso de madera como acercándose hacia él y luego, através del delgado muro que los separaba, no pudo precisar si escuchó o imaginó el sonido del roce de las sábanas mientras se acostaba en su cama. Puso su mano sobre la pared y la imaginó durmiendo tranquilamente. Qué le estaba sucediendo? Apenas la conocía, ni siquiera era humana, pero sentía una necesidad casi insoportable de estar con ella en este momento, de estrecharla entre sus brazos fuertemente, de besar su frente, de dormir junto a ella. Añoraba su calor ¿Pero cómo demonios podía añorar algo que nunca había tenido? Tenía la vaga sensación de que compartía algo con ella, como si algo se le estuviera olvidando, pero no podía precisar qué era. Cerró los ojos y pensando en ella se quedó dormido. Y soñó…

A la mañana siguiente Rukia se despertó con el molesto ruido de alguien golpeando insistentemente su puerta.

- ¡Hey, capitana, despierta! Quiero hablar contigo antes de irme a entrenar con el loco del sombrero.- le decía una voz desde afuera.

"No deja de ser insufrible ni por las mañanas." pensó tapándose hasta la cabeza con las sábanas .

Toc, toc, toc…

- Vamos pequeña Capitana, arriba, ¿qué no tienes trabajo que hacer? Si no me contestas voy a suponer que algo te sucedió y entraré a la fuerza.- amenazó el humano de cabello rojo.

- ¡NO! – se apresuró a contestar la ahora malhumorada chica.

Cuando abrió la puerta, lo que Renji pudo ver le llamó la atención, tal vez estuviera enferma. Sus ojos estaban hinchados y rojos, su cabello estaba muy alborotado y ojeras grandes se le dibujaban en su pálido rostro.

- ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que llame un médico o algo así? ¿Vosotros también podéis enfermar?

- ¡Cállate! Estoy bien, sólo es que dormí poco y tú me estás jodiendo desde temprano ¡mono sin cerebro! Dime qué coño quieres y déjame seguir durmiendo.- le contestó enfadada.

- Nada, sólo quería decirte que tuve un sueño muy extraño…

- ¿¡Me has despertado para contarme un sueño!? Voy a matarte, ¡Voy a darte semejante paliza que ni siquiera te podrán reconocer! – le gritó.

- Espera, déjame que te lo cuente,- continuó sin darle importancia a su estallido de furia – Yo me encontraba en un lugar muy extraño, parecía muy antiguo con escaleras y muros de piedra. Entonces aparecía una mujer peluda, que nunca había visto en mi vida, y eso no es lo más extraño, sino que estaba encadenada a un niño que ni siquiera tenía piernas, tenía como una cola de serpiente…

Rukia se quedó helada, sin saber qué decir continuó escuchando el relato del emocionado joven.

- … y el niño me decía "mira" y me señalaba mi mano, y cuando yo miraba, tenía en mi mano una espada, que creo que era un zanpakuto, sé que piensas que esto es sólo un sueño y que tú me dijiste que el zanpakuto es parte del alma de los shinigamis, y los humanos no pueden tener uno, pero yo estoy seguro de que era el mío, él me eligió, podía sentir su poder fluyendo a través de mi mano. Mi sueño no termina ahí, entonces la mujer decía "Nuestro nombre es Zabimaru, ¿lo recuerdas?"

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