Estimado señor So:
Le escribo sin intención alguna de molestar, solo quiero agradecer por última vez todo lo que ha hecho por mí. He leído todos sus libros y estos me han llevado a la dolorosa conclusión de que mi problema no tiene remedio a menos que así yo lo quiera, pero es más duro y difícil de lo que creí. Sin duda sobrepasa mi capacidad emocional y física.
Mis últimas noches las he dedicado a desear que todo hubiese sido diferente, a maldecir el día en que se metió en mi cabeza la idea de que podría ser el mejor infante de marina del mundo. Podría juzgar a mi inocencia de adolescente, pues en aquel entonces no tenía cómo saber todo lo que esta carrera me iba a deparar. Ahora solo puedo pensar en que la mejor de manera de acabar con todo esto es mi decisión, como usted bien lo dijo; sin embargo, siento que ninguna de las herramientas que usted propone aplica conmigo. No quiero soltar mi pasado porque es lo único que me va quedando y, por desgracia, no soy capaz de visualizar mi futuro.
Tal vez no merezco estar aquí. No. Definitivamente yo no merezco estar aquí.
A mis treinta años ya he vivido demasiadas cosas, me he convencido de que este mundo es malo y doy por firmado que cada vez será peor. No quiero seguir aquí creyendo que tengo el derecho a dormir tranquilo con mis manos sucias de tanta sangre enemiga. Enemiga. Eso fue lo que me dijeron antes de pagarme millones, ni siquiera sé qué hacer con ese maldito dinero, pero, en ese entonces, no hallaba la hora de tenerlo en mis manos.
Qué tonto fui.
Qué tonto soy.
Nada podrá pagarme el servirle a un gobierno avaro y egoísta, a un presidente que me envío a arrebatar riquezas extranjeras porque mi vida si podía correr el riesgo, pero la de él no. Porque mi vida era mil veces menos importante ¿no?
Tarde entendí que nada pagaba la necesidad de matar por otro, nada pagaría esas noches en las que el frío me calaba los huesos, en las que tenía que cruzar ríos con los brazos en alto cargando mi fusil mientras cantaba el himno de mi institución.
"La patria en mi confiará siempre, siempre, en la tierra y en el mar tendré valor, cruzaré horizontes de azul y sol, que fiero supe conquistar por mi patria y mis amores".
Con frío, bajo la lluvia, bajo el inclemente sol, con miedo, con impotencia, débil e impotente junto al cadáver de mis compañeros caídos, llorando como un niño en mis ratos de soledad; ahí volvía a mí la única manera de consolarme y esperar mi salvación o mi muerte: "La patria en mí confiará siempre".
No le estoy pidiendo que responda a esta carta. Entiendo que usted es una persona muy ocupada, además, ya he tomado mi decisión y lo mejor es que muera y pague de una vez todo el daño que hice y también por fin logre descansar; sé que nadie me extrañará y mi familia se resignará. Ya no tengo anhelos, sueños, ni metas. Perdí la esperanza, y ya no queda nada, eso lo peor. No puedo con la sensación de vacío que esto me genera, no puedo soportarlo ni quiero fingir que puedo con todo como lo hacía cuando era un infante de marina.
Quiero descansar.
Muchas gracias.
Atentamente.
Park Chanyeol
Las manos de Baekhyun estaban temblando para cuando terminó de leer la carta.
No entendía el motivo por el cual este hombre se negaba a ver otra solución que no fuera la muerte. Había visto a ese sujeto, alto y ojeroso, llegar a la clínica en la que trabajaba para entregarle la carta y luego irse como alma en penumbra ¡Era un hombre sano, por Dios!, con un montón de posibilidades para hacerle frente a su depresión y ganar. Baekhyun amaba su vida y la oportunidad de atentar contra ella no le parecía siquiera digna de considerar; sin embargo, a pesar de todo, se propuso intentar ser más empático con este sujeto en cuestión.
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CARTA A UN SOLDADO [CHANBAEK] ||ONE SHOT
FanfictionUn ex infante de marina siente el profundo deseo de poner fin a su vida y deposita su última esperanza y un grito de ayuda en un psicólogo famoso por sus libros sobre estrés post traumático. Cuando la vida quiere darnos otra oportunidad, utiliza ma...