Ú N I C O

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Katsuki Bakugo desde una temprana edad fue catalogado como una persona con chispa, algo compatible si se referían también a su particularidad que gracias a la nitroglicerina de sus manos lograba hacer unas explosiones sumamente fuertes. Todo el mundo le había dicho que la particularidad que tenía haría que hiciera grandes cosas en el futuro, que podría ser el mejor héroe, un héroe mucho más poderoso que varios que los que ya existían.

Sin embargo, por más poderoso que Bakugo encontrara su particularidad había algo que le molestaba de ella. El maldito calor.

Tenía sentido que tenía que sudar mucho para poder crear sus explosiones, era completamente normal ser mucho más acalorado que el resto de personas incluso si el invierno era cada vez más frío a medida que pasaban los años.

Pero no sentía que fuera normal sentir literalmente llamas por todo su interior. Siempre estaba ardiendo, sentía que el fuego no nacía en sus manos o su corazón, sino que en cada parte de su cuerpo, no era algo común sentir aquello. Y es por eso que el mal humor nunca se iba, a menos que haya tomado una ducha fría que solía calmarlo mínimamente por unos cuantos minutos hasta que se vestía y el calor que traía la ropa le sofocaba.

Era realmente odioso sentirse así.

Y era todo un problema sobretodo sabiendo que más de una vez había escuchado a mucha gente decir que cuando uno se enamora siente un calor recorrer su cuerpo en su totalidad. Si era así Bakugo no quería enamorarse, no si luego iba a sentir más fuego en su interior. Le enojaba y lastimaba.

Si podía evitarlo, quería morir sin encontrar el amor y el sentimiento tan catastrófico que traía consigo.

Pero fuera de todo pronóstico planeado a la vida claramente le encantaban las sorpresas.

Empezando por poner a cierto pelirrojo en su camino.

Las primeras veces que vio a Eijiro Kirishima no sintió absolutamente nada fuera de lo normal. El fuego seguía igual de fuerte y potente que su mal humor, nada de que preocuparse.

Fue cuando pelearon juntos por primera vez que algo raro pasó en su interior. No era fuego ni más calor en su pecho. Al contrario, sintió frío. Fue como si un balde de agua hubiera caído en su interior apagando todo lo que le molestaba justo cuando le miró y le dijo que en ese momento lucía "varonil" para él.

Eso en un inicio lo tomó como algo malo. Era algo completamente extraño y nuevo para él el hecho de sentir tal calma en su interior y sentía que no era correcto sentir frío al momento de verle, fue por eso que intentó evitarlo a toda costa. No quería ver a Kirishima jamás en su vida.

Sin embargo, como la vida era una perra que no paraba con sus sorpresas, Kirishima, para su buena o mala suerte, era todo lo contrario a su personalidad y le buscaba incluso cuando no tenían clases para pasar tiempo juntos, poniendo excusas tontas como estudiar juntos o querer conocer a sus compañeros un poco más. Siempre le decía que no, y más de una vez le cerró la puerta en la cara cuando se aparecía por su casa, pero de alguna manera u otra siempre le convencía para que salieran juntos, haciendo que esa sensación de no tener que lidiar más con el fuego apareciera continuamente.

El no entenderlo le molestaba, el enojo le traía las explosiones, pero el fuego en su interior no estaba, o mejor dicho, no quemaba. No cuando Kirishima estaba presente.

No tardó mucho, sólo un año, en darse cuenta de sus verdaderos sentimientos por Kirishima. La necesidad de estarlo teniendo a su lado constantemente solamente podía significar que le gustaba el pelirrojo.

Una parte suya por fin agradecía el sentirse calmado, pero odiaba saber que eso solamente pasaba cuando Kirishima estaba con él, calmando su interior para transformar su exterior rodeado de muros, haciendo que lograra entrar y conocer todos sus secretos, sentimientos y pensamientos.

Fire || KiriBaku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora