CAPÍTULO 2

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Chara Prov.

Aún recuerdo cuando lo conocí por primera vez...

Frisk había dividido su alma en tres partes, una para Asriel y la otra para mi, un viejo cuerpo enrollado en vendas en un ataúd.

Cuando desperté lo primerp que hice fue darle un fuerte abrazo a Asriel y un golpe, por no haber cumplido con aquélla censilla misión que le encomende con mi alma.

Ella nos tomo de la mano llevándonos por un caminó. Cuando miraba a mis costados podía ver la expresión de asombro de todoa los monstruos al vernos a nosotros tres.

Cuando nos llevo a la superficie para que tuviéramos un calido reencuentro con nuestros padres. No voy a mentir, fue una de las mejores escenas que yo haya tenido en mi vida, ya ni mis verdaderos padres me hubieran dado. Pero sentía algo raro, un sentimiendo de vacío.

Hay lo vi, con su sonrisa que no podía desacerla nadie ni con la peor ofensa de este mundo, esa bella sonrisa que me transmitía seguridas y también las ganas de sonreír.

Puede que no haya echo nada al principio, me moría de los nervios cada vez que se me daba la idea de acercarme y saludarlo. Pero, cuando lo hice él pareció ignorarme.

Cuando tuvimos nuestro momento, ya en la nueva casa de Toriel, ella nos dejo a mi y a Sans esperamdo míentras hacía un pay con los chicos. Mi oportunidad había llegado, era momento de actuar. Cuando comencé a acercarme de poco a poco, él se alejo un poco, como si de alguna parte él me hubiera visto y eso le daba alguna clase de sensación horrible. Ya cuándo empecé a notar su sudor, sus huesos temblando de los nervios y como sus pupilas miraban hacía la nada e hiperventilaba. Es como si el estuviera al lado de lo que podía ser la fuente de sus peores pesadillas que el mantiene encadenado en un mar de culpa y odio. En eso yo tome sus manos con miedo y antes de que dijera algo que lo calmara, se escucho un gas que duro un minuto. Al dirijir mi mirada a las palmas huesudas de él sólo para encontrarme con nada menos que con unos de esos cojines de broma que al ser precionado saliera aire haciéndose oír como un gas.

- La vieja broma del cojín pedorro, es un clásico -Dijo el con su tono alegre acompañado de un guiño.

Una risita salió de mi boca y lo mismo le sucedía a Sans, ya después nos podrian encontrar después riendo a carcajadas por algo tan simple como ese cojín.

Después los dos estuvimos hablando y hablando por un gran rato, hasta que sin que ambos nos dieramos cuenta de que Toriel nos llamana desde la cocina por que nuestros platos ya estaban servidos.

Prometimos que cada semana nos estaríamos reuniendo cada cierto tiempo, por lo que intercambiamos números de celulares. Hasta que un día me di cuenta que Sans me dio un número falso. Pero aún así el me llamo, para preguntarme si quedabamos en vernos en la cafetería de Muffet. Yo acepte con una cálida y emocionada sonrisa.

Nosotros nos la pasábamos de lo mejor cada vez que nos veíamos, muchas bromas, comidas y un pequeño lazo que se venía fortaleciendo entre los dos. Un lazo de amistad.

Atesoro mucho esos recuerdos hoy en día. Es como si hoy fueran una parte muy felíz de mí que hace que ese extraño hueco en mi corazón se llene.

Ahora ya pasaron unas semanas desde que vi a Sans, al parecer como tanto como el y tanto como toyo queremos evitar hablar, puede que haya sido sobre lo que paso la otra vez.

Me eh sentido muy mal desde entonces, mareos matutinos, puede que eso se deba a las constantes pesadillas sobre mi penitencia en el infierno. Oh es por qué echo mucho de menos a Sans. Aunque me pregunto que quizo decir acerca de que lo tenía que hacer por Papyrus. Pero no justifica el por que ahora tengo mucho hambre, me como tres rebanadas del pay de Toriel y aún así  tengo hambre.

Mamá dice que tengo que acompañarla a un lugar, tal vez me lleve al medico y a ver que es lo que tengo, parece que estuviera nerviosa cada vez que me mira con mis malestares y hasta asustarse.

Tal vez todo tenga sentido una vez que hayamos ido con el doctor, para ver que es lo que me esta pasando.

Me pregunto que es lo que me tiene que estar pasando en estoa momentos de mí vida.

- Señorita Chara, usted esta embarazada...

Hay fue donde sentí se que yo ya no podía hundirme más abajo.

Miéntras no está (Chans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora