Helado.

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Entró al local, saludo a todos los trabajadores y se fue a cambiar al uniforme, rato después se colocó en la caja registradora, atendía a los clientes con una sonrisa, para él ya era una rutina: Levantarse, arreglarse, ir a trabajar, volver a casa, leer un poco y al final dormir. Soltó un suspiro, sabía que nadie lo esperaría en casa así que hacia horas extras, escucho la puerta abrirse del local se abierta, miro el reloj de su celular y sonrió al saber quien era, el cliente se acercó y Dipper sonrió.

—Tan puntual como siempre Bill.

El mayor rasco su nuca y sonrió nervioso, Dipper sabía que iba a pedir el rubio así que se fue al almacén y sacó un vaso de helado de chocolate, llegó a la registradora, entregó el vaso y Bill pago. Se retiró rápido, él algo extrañado no dio más importancia, al guardar el dinero se dio cuenta de una nota. La tomo, había un número y algo escrito.

«¿Podrías venir al parque a las 5:30 mañana?»

Sonrió inconscientemente y asintió a la nada, terminó su turno, camino por las oscuras calles de la ciudad hasta su hogar, nunca tuvo una novia, mucho menos se había enamorado, a sus 27 años seguía soltero. Y virgen. Se recostó en su cama boca abajo, pensaba en aquél rubio adolescente que le causaba una extraña sensación, llevaba conociendo a Bill desde que tenía 5 y él 15 años, enserio Dipper llevaba muchos años en aquella heladería que tomó como segundo hogar. Después del incidente no supo si volvería a ser el mismo, no dio más importancia al asunto y se durmió sin darse cuenta. A la mañana siguiente comenzó su día como era costumbre, bueno ese día Bill no había aparecido. Le informo a su jefe que no iba a hacer horas extras y este, bueno.

—¡Por fin tienes una cita! —Grito alegre.

Se sonrojo a mas no poder, sabía que decirle cosas a Beats era su perdición, el de cabello negro siempre que se trataba de él hacia un escandalo como una madre con su hijo. Sonrió y abrazo de imprevisto al más alto.

—Sí —Murmuró y escondió su rostro en el pecho de él—. Vuelvo en noche.

—Pero que no sea muy tarde —Lo separo y sujeto sus hombros mirándolo a los ojos, Dipper noto una chispa de alegría y melancolía en sus ojos—. Por fin mi niño dejará de ser virgen.

Beats quedó tendido en el suelo gracias al coscorrón que Dipper le metió.

—Te has cargado todo el romanticismo pedazo de desgra… —Soltó un suspiro y se relajo—. Nos vemos luego. Papá.

Salió de la heladería con un tarro tapado de helado, no sabia si tenía que llevar algo, tardo tres horas en saber que usar. Miro al cielo pensando en Beats, el maldito reno siempre con sus malas bromas, pero a pesar de eso era muy bueno cuidándolo, se preocupaba por él, lo atendía, ayudaba y le daba amor paternal. Lo que no volvió a sentir en un largo tiempo, llego al parque a las 5:28 espero un poco y luego apareció Bill.

—Hola, espero no haberte hecho esperar —Negó y sonrió.

—¿Como estas Bill?

—B-Bien.

Caminaron un rato hasta el puente, observaron la luna y el hermoso lago, el ambiente era tranquilo para nada incomodo, el castaño no sabia como actuar era su primera vez en una cita. Bill tomó una bocanada de aire y habló:

—Te invite aquí —Lo miro—. Por que quería decirte algo, sé que no nos conocemos bien.

“si supieras que sé todos tus secretos y te conozco desde mocoso”

Bill había ido a estudiar a Inglaterra a un año después de que él tuviera el accidente.

—Bueno yo… Siento algo por ti —Dipper abrió los ojos del estupor—. No es un cariño de amigos, es algo más. Me gustas Dipper.

Sonrió y se acercó a Bill, se colocó en puntillas, si, a sus 27 años Dipper pines es un enano. susurro en el oído de Bill.

—Yo también.

Se alejó y sacó el tarro de helado, Bill no aguanto mas y lo beso, era suave y con amor, mucho amor. Al separarse, Dipper tomó la mano del más alto y las entrelazo, sus frentes se juntaron. Bill iba a volver a besarlo pero siento algo frío en sus labios.

—Ya tuviste mi primer beso ahora a comer —Dijo.

Bill se sorprendió ante tal confesión ¿Él había sido su primer beso? Un click en su cabeza le llevó a preguntar algo haciendo que el adulto se sonrojara.

—¿Aun eres virgen? —El de menor estatura volteo la mirada y asintió. Bill sonrió y lo tomó de su mano—. Así que también seré tu primera vez.

¿Contaremos cuan rojas están las mejillas de Dipper?

Se alejó de él, hasta un tomate lo envidiaría, su rostro estaba muy sorprendido y rojo. Bill se acerco y lo abrazo dejando su rostro en el cuello de este.

—¿Quieres salir conmigo mañana?

Dipper asintió.

—Te amor Dipper.

Dipper tomo una cucharada de helado, levantó el rostro del rubio y unto un poco en su nariz, quedó a escasos centímetros de sus labios y dijo:

—Yo también.

A la mañana siguiente, Dipper estaba hablando con una clienta sobre un pedido, se escuchó unos mariachis afuera de la heladería. Todos salieron a ver que pasaba, Dipper quería desmayarse en ese momento, había mariachis cantando una canción que tanto amaba, un cartel enorme y escrito en este “Te amor Dipper pines” Beats lo empujo hacia el rubio que traía un gran ramo de rosas, las tomo y jalo su oreja.

—Bill estoy en horas de trabajo.

—No señor usted ya terminó su turno —Beats habló con una sonrisa.

Dipper tenía un aura oscura, Bill lo abrazó y dijo:

—Te amo.

El de menor estatura suspiro en derrota y abrazo también al más alto.

—El helado se va a derretir si no te lo comes rápido.

—Tengo un mejor uso para eso —En ese momento Dipper sintió lo que era el verdadero terror.

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