Y hoy no me siento amada, tampoco segura de ti, ni contigo. Una vez más veo a través de la cortina de humo esa sonrisa sonsacadora que me dice en mayúsculas que estás jugando conmigo, y soy incapaz de hacer algo. ¿Por qué sigo sin moverme en dirección opuesta a ti?, eres como un imán, me atraes hasta el grado que terminamos chocando, pero en dicho choque sólo soy yo quien sale lastimada y sigo aquí, con las rodillas maltratadas, el corazón roto y el cabello despeinado, la cabeza baja y sumisa a ti, y tú, mi amor, como buen intento fallido de príncipe azul te aprovechas de la situación, y haces conmigo a tu antojo, y tengo claro que parte de la culpa del problema es mía, pero la diferencia entre tú y yo es que mis "te amo" son tan reales como que el sol sale por el día y la luna por la noche, mi amor llega a ti y te acaria la vida como las hojas secas cayendo en otoño, mientras tu amor está profanado y es vano, es mentiroso y lleno de manías, son balas atravesando todo mi torso. Pero tengo tan poco amor propio por mí que me convenzo de que eres lo que merezco, porque la autoconvencimiento es el aliado más grande del masoquismo, y vendo mis ojos para no verte, para quedarme con la imagen de príncipe azul que tengo de ti, pero no eres un personaje de cuentos de hadas, y si lo fueras serías el caballo del príncipe, porque incluso el dragón con toda su maldad le es transparente a la princesa y le admite que le dará una vida de miseria.
