El rincón que dejaste vacío, en donde sólo yace el espejo donde se veían nuestros reflejos. No era como ahora. Estaban juntos. Puedo ver una grieta en la pared, saliendo del suelo, justo al lado donde acaba la esquina del espejo. Hay polvo en el suelo. Nadie se encargó de barrerlo. Todo es indiferente. Nadie se inmuta. Todos juntos en una casa donde reina el silencio y nadie cruza miradas. El miedo se respira. Nos vestimos de ignorancia. Se puede oler el rencor. Se notan los años en mis ojos, tengo arrugas y no me hace falta sonreír para que éstas salgan. Aunque los años no solo se pueden apreciar en mi rostro o en esa piel que empieza a caer de mis brazos o en esos pies arrugados que andan descalzos por el frío suelo, lo único fresco que toco desde hace años, algo que puede mantenerme despierta entre tanta monotonía. Las paredes gritan el paso de los años. Esto se cae. Está todo hecho una mierda. Por dentro. Por fuera. Y nadie se encarga de arreglarlo. Demasiado ocupados para detenerse un momento a pensar qué podría mejorar. Esto no espera a nadie. La vida es corta, el dinero escaso y las ganas de cambiar las cosas más aún. Indiferencia, ignorancia. Se mueven motivados por ello. Y yo aquí, quieta, no sin saberlo. Y me pregunto ¿qué es mejor? ¿No es acaso lo mismo saberlo y no hacer nada que no saberlo y ni siquiera querer pensarlo?
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ALGO NO VA BIEN
Short StoryEn esta casa reina el silencio, nadie cruza miradas, el miedo se respira y la monotonía se instala en cada rincón. Se llama indiferencia, tal vez ignorancia. Nadie hace nada para salvar este barco que poco a poco se hunde.