C A P I T U L O U N I C O

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Érase una vez un molinero muy pobre que no tenía en el mundo más que a su hijo.

Él era un muchacho muy hermoso llamado TaeHyung, su piel de un color canela, su cabello de un castaño brillante y un lindo rostro perfilado
Cierto día, el rey mandó llamar al molinero, pues hacía mucho tiempo no le pagaba impuestos. El pobre hombre no tenía dinero, así es que se le ocurrió decirle al rey:

-Tengo un hijo su nombre es TaeHyung y el puede hacer hilos de oro con la paja.

-¡Tráelo! -ordenó el rey JungKook.

Esa noche, el rey llevó al hijo del molinero a una habitación llena de paja y le dijo:

-Cuando amanezca, debes haber terminado de fabricar hilos de oro con toda esta paja. De lo contrario, castigaré a tu padre y también a tí TaeHyung.

El pobre muchacho ni sabía hilar, ni tenía la menor idea de cómo hacer hilos de oro con la paja. Sin embargo, se sentó frente a la rueca a intentarlo. Como su esfuerzo fue en vano, desconsolado, se echó a llorar.

De repente, la puerta se abrió y entró un hombrecillo extraño.

-Buenas noches, dulce niño. ¿Por qué lloras?

-Tengo que fabricar hilos de oro con esta paja -dijo sollozando-, y no sé cómo hacerlo.

-¿Qué me das a cambio si la hilo yo? -preguntó el hombrecillo.

-Podría darte mi collar -dijo el muchacho.

-Bueno, creo que eso bastará -dijo el hombrecillo, y se sentó frente a la rueca.

Al otro día, toda la paja se había transformado en hilos de oro. Cuando el rey vio la habitación llena de oro, se dejó llevar por la codicia y quiso tener todavía más. Entonces condujo a TaeHyung a una habitación aún más grande, llena de paja, y le ordenó convertirla en hilos de oro. El muchacho estaba desconsolado.

“¿Qué voy a hacer ahora?” se dijo.

Esa noche, el hombrecillo volvió a encontrar a TaeHyung hecho un mar de lágrimas. Esta vez, aceptó su anillo de oro a cambio de hilar toda la paja. Al ver tal cantidad de oro, la avaricia del rey se desbordó. Encerró a TaeHyung en una torre llena de paja.

-Si mañana por la mañana ya has convertido toda esta paja en hilos de oro, me casaré contigo y serás un rey también.

El hombrecillo regresó por la noche, pero el pobre TaeHyung ya no tenía nada más para darle.

-Cuando te cases -propuso el hombrecillo- tendrás que darme tu primer hijo.

Como el muchacho no encontró una solución mejor, tuvo que aceptar el trato.

Al día siguiente, el rey JungKook vio con gran satisfacción que la torre estaba llena de hilos de oro. Tal como lo había prometido, se casó con el hijo del molinero.

Un año después de la boda, el nuevo rey TaeHyung tuvo una hija.

El nuevo rey había olvidado por completo el trato que había hecho con el hombrecillo, hasta que un día apareció.

-Debes darme lo que me prometiste -dijo el hombrecillo.

El rey TaeHyung le ofreció toda clase de tesoros para poder quedarse con su hija, pero el hombrecillo no los aceptó.

-Un ser vivo es más precioso que todas las riquezas del mundo -dijo.

Desesperado al escuchar estas palabras, el rey rompió a llorar. Entonces el hombrecillo dijo:

-Te doy tres días para adivinar mi nombre. Si no lo logras, me quedo con la niña.

El rey TaeHyung desesperado le contó a su esposo lo que paso antes de su casamiento, JungKook comprensivo con su pareja pasó la noche en vela haciendo una lista de todos los nombres que había escuchado en su vida.

Al día siguiente, el rey TaeHyung le leyó la lista al hombrecillo, pero la respuesta de éste a cada uno de ellos fue siempre igual:

-No, así no me llamo yo.

Entonces JungKook resolvió mandar a sus emisarios por toda la ciudad a buscar todo tipo de nombres.

Los emisarios regresaron con unos nombres muy extraños como Piedrablanda y Aguadura, pero ninguno sirvió. El hombrecillo repetía siempre:

-No, así no me llamo yo.

Al tercer día, el desesperado JungKook envió a sus emisarios a los rincones más alejados del reino.

Ya entrada la noche, el último emisario en llegar relató una historia muy particular.

-Iba caminando por el bosque cuando de repente vi a un hombrecillo extraño bailando en torno a una hoguera. Al tiempo que bailaba iba cantando: “¡El rey perderá, pues mi nombre nunca sabrá. Soy el gran Rumpelstiltskin!”

Esa misma noche, el rey TaeHyung, le preguntó al hombrecillo:

-¿Te llamas Alfalfa?

-No, así no me llamo yo.

-¿Te llamas Zebulón?

-No, así no me llamo yo.

-¿Será posible, entonces, que te llames Rumpelstilstkin? -preguntó por fin TaeHyung.

Al escuchar esto, el hombrecillo sintió tanta rabia que la cara se le puso azul y después marrón. Luego pateó tan fuerte el suelo que le abrió un gran hueco.

Rumpelstiltskin desapareció por el hueco que abrió en el suelo y nadie lo volvió a ver jamás. TaeHyung, por su parte, vivió feliz para siempre con el rey JungKook y su hija.

Fin…

Espero les guste.

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