Capítulo 25: Aquí te mueres.

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Me encuentro en casa, camino lentamente hacia la mesita de luz y busco en el cajón la pistola que había guardado tiempo atrás sin que Jimin se diera cuenta; la tomo y salgo de la habitación, la coloco en mi pantalón y la cubro con mi camiseta.
Me siento en el sofá mientras intento quitar la pulsera que me pusieron, realmente no se como se llama esa cosa. Término por quitarla con un cuchillo de cocina, corto algunas partes y salgo de la casa, camino y camino por la calle en los lugares donde Hoseok me dijo que lo había visto, me escondo detrás de un árbol y lo veo salir del supermercado, maldito idiota, tiene la desvergüenza de pasearse por todos lados.
Camino hasta lentamente escondiendome, tratando de que no me vea nadie, puede ser malo si me ve, puede lástimar a Jimin.

—  Ya voy por ti Jimin  — digo en voz baja  — Sólo esperame un poco más, iré por ti y viviremos mucho tiempo juntos.

Continuo siguendolo hasta verlo subir en un auto color negro, sin placa. Me escondo detrás de un árbol y espero hasta que se vaya para después seguirlo, el único problema es que no se como hacerlo, si camino puede que no alcance a llegar y seguramente lo pierda; tomo el teléfono de mi bolsillo y le marco a Hoseok.

— Hoseok
— Dime
— Ven a buscarme, estoy en el supermercado que está a tres cuadra de la casa, está aquí.
—  ¿Quien? ¿Jimin?
—  ¡No! Namjoon está aquí y estoy seguro de que me llevará hasta Jimin pero no puedo seguirlo.
— Bien iré enseguida.

(...)

Hoseok llega en su auto y de inmediato me hace señas para que vaya hacia él; corro un poco y subo al auto, me coloco el cinturón de seguridad y luego recargo mi cabeza contra el asiento.

— Lo vamos a encontrar  — dice él  — Sólo espero que Jimin sea fuerte.
—  Él es muy fuerte  — sonrio  — lo va a lograr, pero no puede sin mi, nunca a peleado temo que se sienta débil y eso será su perdición.

(...)

Mi cuerpo sufre, cada penetración duele aún más que la primera; no me resisto, sólo lo soporto se lo contrario me irá peor. Sale de mi interior y una lágrima recorre mi mejilla, no he parado de llorar en mucho tiempo, no me creo capaz de escapar de este lugar. Lo oigo salir cerrar la puerta y de inmediato me pongo de pie, es momento de tomar fuerzas y salir de aquí de una vez, busco mi ropa y me la pongo con rapidez. 
Camino hasta la puerta con el corazón latiendome a mil por hora, tomo la manija y la tiro para abajo con la esperanza de que está se abra, con suerte lo hace. Dejo salir un gran suspiro y una sonrisa se forma en mis labios, salgo lentamente hacia afuera y me escondo detrás de la cabaña por unos minutos inspeccionando que nadie este cerca, de inmediato comienzo a correr y correr con todas mis fuerzas. Oigo pisadas detrás de mi, lo descubrió él sabe que me fui. Corro y de vez en cuando miro hacia atrás, mi cuerpo se detiene de inmediato frente a una caída demasiado alta, es imposible bajar por ahí y tampoco puedo regresar, sería mi muerte segura. Mi corazón se acelera aún más y más al verlo parar frente a mi con una pistola en la mano, su cara refleja mucho odio.

— Asi que querías escapar — rie — maldito niño, ya me cansé de ti, aquí te mueres.










Cartas De Un Asesino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora